Y ahí estaban ellos.

Ganas de reír.

Mei

Nadie sabemos cómo o cuando llegará el día que seamos libres, nadie sabe el por qué de tantos secretos, el desván que nos rodea con recuerdos del pasado que poco a poco nos atormenta... ¿Por qué todos estamos tan hundidos? La gente camina y ríe, sonríe y puedo escuchar como sus corazones brotan de alegría. Todavía tenía aquel nudo en el estómago desde que Àlex apareció en mi casa, después de dejarlo allí acostado, tenía que salir de todo, tenía que despejarme de una vez por todas, tenía que respirar. 

¿Mei?

No otra vez no, deja de imaginártelo de una vez por todas..

¿Mei? ¿Has llegado ya de trabajar?

Me paré en seco por el viejo barrio que llevaba media hora recorriendo de arriba a abajo. La cabeza me daba vueltas y vueltas, notaba como mi cuerpo pesaba, como mi alma dejaba de ser mía y ser libre. Vomité en aquella acera, vomité todo. Tendría que haberme tomado las pastillas, tenía que haberme quedado con él. 

-"¡Ey, Mei! ¿Que coño haces aquí?."- Me di la vuelta y al ver que era Dylan me tranquilicé.- "¿Estás bien? Tienes malísima cara"

-"Dylan..las pastillas".- Susurré lentamente mientras me acariciaba la frente.- "Llevame con Jc" 

-"¡Mei!¡Mei!".-

El cuerpo me pesaba, pesaba mi corazón, pesaba todo de mi. Había pasado dos años y todavía seguía cogiéndome desprevenida, todavía tengo que tomarme las pastillas. La ansiedad como amiga. La locura como gemela. El alcohol como ángel. ¿Que asco de todo, no? ¿Que ironía es la vida, no? 

¿Me perdonaras de nuevo?

No se porque fui tan tonta y caí, de verdad, no sabéis las ganas que tengo de poder levantarme y darle a todos en la cara como todos me los dieron de mi. Solo a quienes le importo quedaran conmigo, sin nada, solo nosotros. No sabéis las ganas de vivir, las ganas de poder reírme de nuevo. Caí en la boca del lobo, caí en el infierno pero resucité con ellos, con mis plumas y mi propia fuerza, con una fuerza para poder derrotar a cualquiera, pero nunca nadie dijo cuando lo sacaría. 

-"Mei ¿Estás bien?".- 

Era Jc, ya estaba en casa, ya estaba en el nido de aquellos ángeles derrotados por las ocuridad, ya estaba en mi propio cielo.