Wake Up ➳jb

004; casa de los tíos.

Toda la tarde jugamos los juegos de mesa favoritos de Jane. Emily hizo una que otra travesura, como siempre. Mamá estuvo muy feliz. Ya nos faltaba distraernos.

Estábamos a media comida cuando recordé... El sueño. Mi sueño con aquel chico del cuál no sabía de su nombre.

Sonreí al recordar lo guapo que era.

- ¿En qué piensas, Alex? -dijo mi tío Simon.

El calor subió a mis mejillas. Seguro estaba como un tomate.

- En lo lindo que es estar con ustedes, mi familia -dije y mi mamá acarició mi mano.

- ¿Y el novio? -preguntó mi tía Olivia. Joder.

- No tiene -respondió Emily-. Todavía no encuentra a su príncipe azul.

Lo encontré... En mi sueño.

Baje la mirada y seguí partiendo mi carne. Me comí un grande pedazo. Sentía como si me fuera a asfixiar.

- ¿Estás bien, Alexis? -preguntó mi mamá. Notó mi cara de espanto.

Asentí con la cabeza y tomé agua. Pasó el grande bocado.

Tosí un poco y seguimos comiendo.

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- Las pequeñas ya se están durmiendo -comentó mi tía Olivia.

- Se levantaron muy temprano para venir, estaban realmente emocionadas -dijo mi mamá.

- Hace mucho que no las veíamos, hasta nosotros nos emocionamos -dijo mi tío Simón.

- Yo también iré a dormir... Buenas noches -le sonreí a todos. Entré al cuarto de los huéspedes, era acogedor.
Tomé mi pijama y me acosté en mi cama.

Era tan lindo ver a mi mamá sonreír después de todo lo que habíamos pasado.

Sonreí recordando todas las buenas experiencias del día, cerré los ojos y, por fin, dormí.

"Estaba en el comedor. Mi madre, muy seria, comía de sus hot cakes. Yo tenía un cereal en frente de mí. Mis dos pequeñas hermanas comían de sus huevos estrellados.

— ¿Ahora si me dirás a dónde fuiste anoche? —preguntó mi mamá con una voz muy dura—. Que yo recuerde, yo NUNCA te di permiso para salir. Estás recuperándote de tu accidente.

— ¡No sé a dónde fui, mamá! Entiéndelo —dije exaltada.

Ella no me creía, pero en serio no sabía que hacía en esa calle sin transitar.

— Mentirosa. Seguramente consumes drogas y por eso no te acuerdas que hacías así —afirmó. ¿Qué le sucedía?

— ¿Qué son drogas?... ¿Se comen? —Emily preguntó inocente.

— No las consumo, y ya para. En frente de ellas no quiero discutir —dije para callarla.

— No puedo creer que pienses que soy una ilusa, una tonta, ¡UNA ESTÚPIDA! —gritó mi madre muy enojada mientras dio un golpe en la mesa. Se paró y sus ojos sobresalían—. No puedo creer que después de todo lo que ha pasado, me pagues con esto.