Capitulo XVIII

593 67 7
                                    

PERCY

-¡Annabeth, no...!

Esta bien, ahora me queda claro que no le simpatizo mucho. Anotado.

Es avergonzante como muchos de los monstruos que enfrentaste en determinado tiempo, no hayan podido hacer lo que esta chica hizo. Sentí por primera vez en un largo tiempo un miedo recorrer mi espalda.

Y es que cuando ella te mira con sus ojos desencadenadores de tormentas lo único que deseas es correr y hacerte bolita abajo de tu cama para que no te encuentre.

Así me sentí. Vergonzoso, ¿no?

Si no fuera por Thalia, una de las cazadoras e hija de Júpiter, la que por cierto me dio un gran golpe en la cabeza, estaría sin un ojo.

Le tomó el brazo para que soltara el cuchillo de bronce celestial y le dijo:

-¡¿Qué haces?!

-¡¿Es que no lo ves?-cada una a su manera era intimidante, los rayos se cruzaron con las tormentas y esta ese momento típico en el que no sabes si correr, quedarte ahí o llorar.

Supongo que llorar no es una de las mejores opciones. Al menos estaba vivo, lo más peculiar fue que en ningún momento hice algo por defenderme.

Claro está, sin mucha presunción, que la hubiera derribado esperando mi espada y atacarla.

Al contrario, solo esperé, esperé porque internamente no quería hacerle daño a pesar de sus intenciones. Jamás le haría daño y ese, es un sentimiento que no había experimentado.

El de la protección.

Bien, quizá por mis amigos o campamento pero nunca de esta manera tan exagerada. Estaba dispuesto a morir a manos de ella con tal de no lartimarla.

Da mucho que pensar.

Me puse de pie esperando tener mi cuerpo completo. Poco a poco llegaron todos rodeándonos.

Annabeth y Thalia seguían discutiendo de una manera espeluznante. Todo el campamento reunido y un dolor de cabeza fuerte comenzó.

Toqué mis sienes masajeándolas para ver si eso disminuía el dolor. Con los ojos cerrados una línea de imágenes se fueron recreando frente a mí.

Era de noche, muchas personas con armas, yo en el agua con la edad de aproximadamente doce años y esas personas mirándome como ahora. El lugar no era tan diferente del que estoy en estos momentos.

Esas imágenes desaparecieron, no solo eran eso sino más bien como...recuerdos.

Me alarmé, desde que tengo noción de tiempo no había tenido recuerdos, además no me dice mucho o algo importante.

Nadie hablaba, excepto Leo:

-Eso estuvo fuerte. Casi hacen pescado al sirenito.

Bastó eso para calmar a todos riendo. Yo por el contrario, continuaba asustado. Claro, ellos pueden reírse y burlarse apodándome pero uno tiene que esconder su cara soportando.

Quirón llegó corriendo alarmado, mandó a todos a sus cabañas, menos a Thalia, Grover, Nico, Annabeth y yo.

La rubia ya estaba tranquila con la misma expresión de siempre: tristeza. Y como siempre está Nico para consolarla.

Cerré mis puños, no me enojó que casi me matará mas si que él esté a su lado.

Ahh!! Odio la sensación!! Qué es?!

-¿Me pueden explicar que pasó?-pidió Quirón.

Cada uno por su parte le contó ciertas partes entonces al acabar él miró con desaprovación a Annabeth.

Conociéndote de nuevoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora