Capítulo 2

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Estaba buscando en mi mente las palabras o insultos necesarios para alejarlo de mí lo más pronto posible. ¿Qué quería decir con 'Mía'? Él me miraba con un brillo en los ojos, yo solo estaba por darle una buena patada en donde no le daba el sol. Y, como si esto fuera algo cierto, mi mano fue dirigida a su rostro. Aunque estuve cerca, ya que Byron tomó mi muñeca en el aire, por donde sentí un leve cosquilleo. Me había pillado a tiempo, su vista estaba clavada en mi muñeca y luego recorrió con la mirada mi brazo hasta llegar donde estaban mis labios. Esto estaba mal, primero quería violarme o lo que hubiese querido hacer, luego me reclamaba suya y ahora estaba a punto de besarme. Su rostro pálido se fue acercando al mío lentamente, pero yo reaccioné rápido y me corrí de donde estabamos. Byron tenía una expresión dolida.

-¿Qué crees que haces? -chillé tomando aire. Esto se estaba yendo de las manos, ni siquiera lo conocía.- Vete, vete de aquí o llamaré a mi hermano.

Byron suspiró.

-No te ayudará nada en eso -me dijo con voz ronca, furiosa y triste-. Tu hermano no vendrá porque no lo dejaremos.

Fruncí el ceño y me alejé a unos cuantos pasos de donde él se encontraba. ¿Qué era todo esto? ¿Dejaremos? ¿Había alguien más con nosotros?

-¿Qué dices? -choqué mi espalda contra la mesada. Un dolor agudo se propinó justo allí.- ¿Acaso todo esto es parte de una broma? Porque no me daría gracia alguna, en cambio, les patearé el trasero a todos.

Byron rió tan fuerte que llegué a asustarme. Su risa no era para nada angelical, parecía forzada y muy ruidosa.

-¿Tú? ¿A nosotros? -rió con ganas tomandose el estómago-. Cariño, eres muy débil para nosotros. Solo eres una humana más, no puedes hacernos daño.

Gruñí fuerte y decidida.- ¿Humana? ¿Acaso tú no lo eres? Puto imbécil.

Byron volvió a su típica cara de chico serio y me miró profundamente, otra vez. Se fue acercando a paso ligero, pero yo no me quedé atrás, solo me apoyé como podía contra la mesada. El dolor se volvió más agudo provocando una mueca en mí.

-Deja de hacer eso, te estás lastimando -dijo con dolor en sus ojos. ¡¿Y a este que le pasa?! ¡Yo era la que sentía dolor! ¡Yo decidía lo que quería! No tuve la firmeza de almenos moverme de allí y dejar que el alivio se apiadase de mí.

-Tú no me dices que hacer -le reprimí escupiendo a sus zapatos-. Si quiero lastimarme, me lastimaré. Además, a ti que te importa aquello.

El rostro se le volvió rojo de cólera, yo sabía que en cualquier momento se me armaría una escena gorda. Se acercó cada vez más, provocando como suponía, que nuestras respiraciones se conectaran entre sí. Su pecho subía y bajaba al mismo tiempo que el mío, había apoyado sus brazos sobre la mesa al lado de mi cintura.

-No te lastimarás -ordenó-. Nadie te lastimará si estoy yo, Becka.

Abrí tan grande los ojos que pensé que se me saldrían de sus respectivos lugares. ¿Cómo sabía mi nombre? ¿Acaso era un agente del FBI? ¿Era todo esto una broma?

-¿Dónde están las cámaras? -pregunté mirando a mi alrededor-. Esto ya no es gracioso, Byron.

Él me seguía mirando fijamente como hace unos minutos, no se había movido por ningún momento haciendome pensar que se trataba de una estatua. Pestañeó muchas veces como si se hubiera quedado allí observándome y no me hubiese escuchado en lo absoluto. Aquello hizo que un leve sonrojo se prolongara por mis mejillas.

-¿Crees que esto es una broma? -preguntó irritado-. No es ninguna broma, es la verdad. No dejaré que nadie se te acerque, te mire o te toque.

Ahora el leve sonrojo se volvió tan rojo que sentía mi cabeza a punto de explotar de los nervios.- ¡Pero si tú no eres nada mío! ¡No puedes decidir quien puede verme o no!

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⏰ Última actualización: Sep 09, 2015 ⏰

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