CAPÍTULO 4 (4ª parte)

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Cinco minutos después nos encontrábamos en el lago Baikal, ese por el que habíamos pasado de camino hacia el club. Durante todo el trayecto creía que nos dirigíamos hacia la estación del transiberiano, pero decidió detenerse aquí y aún no averiguo por qué.

Por primera vez, soltó mi mano, mientras ambas mirábamos al horizonte y yo seguía esperando una explicación. Pero esa nunca llegó... O bueno, en realidad sí, aunque no era exactamente la que yo esperaba ni de la forma que la esperaba...

Comenzó a quitarse la ropa, bajo este frio helador, dejándome perpleja.

─¿Pero qué estás haciendo? –Pregunté completamente asombrada.

─Quitarme la ropa –Respondió como si tal cosa.

No pude evitar fruncir el ceño al sentir que me creía estúpida o algo por el estilo.

─Eso ya lo estoy viendo, gracias... ¿Pero eres consciente de la temperatura a la que estamos?

─Totalmente consciente... Pero quiero bañarme y lógicamente no voy a estropear el vestido.

─¡¡¿Bañarte?!! –Grité -¿A ti se te cayeron los tornillos en el tequila de antes? ¿Cómo vas a bañarte aquí Any? ¿Quieres morir congelada?

─Voy a bañarme aquí, Dul... simplemente porque me apetece hacerlo y no moriré congelada porque tú vas a entrar conmigo

–Finalizó con su pícara sonrisa.

Mi boca y mis ojos se abrieron incluso más de lo que ya estaban.

─Tú te volviste completa y definitivamente chiflada... yo no pienso entrar ahí ni loca.

─Ok... como tú quieras –Sentenció mientras se dirigía directamente al agua sin dejar de sonreír.

¡Loca... completamente loca! –Dije para mí misma al verla caminar en ropa interior, como si el frio no fuera con ella.

¿Frio? ¿A dónde se había ido el frío ahora? Probablemente estaríamos a unos pocos grados sobre cero y mi cuerpo en este momento era prácticamente un horno mientras veía esa imagen contorneándose provocativamente hacia un lago que probablemente estaría helado.

¡¡No Dulce!! ¡No te vas a mover de aquí ni un centímetro! Si la señorita bipolaridad quiere morir congelada es cosa suya... Tú no te mueves de aquí.

Mientras hablaba conmigo misma, Anahí ya había llegado al agua y sin siquiera pensarlo se adentró en el lago, sumergiéndose después como si se tratara de un jacuzzi o de una piscina climatizada y no de las aguas de uno de los países más frío del mundo.

Permanecí unos segundos observando el horizonte, controlando que emergiera de un momento a otro, porque realmente no quería verme en la obligación de convertirme en un "vigilante de la playa".

Gracias a Dios así fue, en unas milésimas de segundos vi a lo lejos asomar su pequeña cabeza, mientras sus manos chapoteaban sobre el agua. Estaba completamente oscuro y aún así distinguía una sonrisa dibujada en sus facciones.

¿Qué pretendes? –Pregunté como si realmente me escuchara.

Entonces sus manos hicieron unos gestos indicándome que me uniera a ella.

¡Ni lo sueñes! –Respondí nuevamente para mí misma.

Una vez más, sus gestos me invitaron a sumergirme, como si realmente me estuviera escuchando. Pero esta vez, no sé lo que cambió, la única explicación razonable que encuentro es que mi cerebro volvió a desconectarse, como estaba pasando ya muy a menudo.

Llenaré Tus Días De Vida (V.O - Portiñón)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora