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-Amanda, yo no se que decir.- 

- Soy una estúpida, lo se.- Respondió cabizbaja

Corrí hacia ella y la abrace con todas mis fuerzas.
-Prometo que voy a ayudarte siempre que pueda.-

-Gracias Summer, no sabes lo que agradezco que no me llenes de preguntas y que estés para mi.- Dijo mientras nos separábamos.

-No te quiero atosigar aún, pero llegara el momento que tu sola te acercaras y me contaras todo.-

-Dalo por hecho.-  Respondió mientras se acercaba a su taza de café, lo tomo eh hizo una cara de asco.

-Iuk, esto tiene mucha azúcar Summer, si sigues así te dará Colesterol.-

-Que bruta eres.-  Reí. -Normalmente el colesterol te da por consumir grasa, en este caso sería diabetes.-

-Ya, es la misma cosa.-

-Claro que no, te lo acabo de explicar.- Puso los ojos en blanco y yo solo reí, ella es siempre tan terca.

-Clari qui ni ti li acabi di expliquir. Me imito con vos chillona.

-Eres una imbécil.-  Reí mientras le enseñaba mi dedo del medio.

Ella me dedico una mirada  desafiante y tomo un bolso que había dejado sobre el suelo y que ni yo lo había visto.

-Debo ir a un lugar, en cuanto vuelva te informo todo es una promesa.-   Volvió a repetir mientras cerraba la puerta tras ella. 

Y nuevamente me quede sola con la maldita soledad  que no se  para que la inventaron.
 En cuanto termine con mi desayuno deje todo sobre el lavavajillas y fui a la sala en busca de  algo de televisión deberás  que extraño entretenerme con esa cosa maravillosa que Dios invento. 

Estaba perdida en una triste película que trataba  de una  chica que padecía de Leucemia al igual que su novio, cuando de repente un sonido proviene de mi habitación.
Juro que el alma se me fue del cuerpo por algunos segundos y  luego volvió a mi. 

Me quede inmobil  sin siquiera pestañear.  Hasta que de repente sentí una respiración  pesada  detrás de mi y  no quería girar  por que sabía perfectamente de quien se trataba. 

-Juro que te extrañe.- Hablo de esa manera tan seria mientras me colocaba un mechón detrás de la oreja 

-¿Porque estas aquí? Apenas hable sin voltearme. -Vete.-

-Summer, por favor...  Vine para hablar contigo por favor  solo necesito que me escuches.-

-Maldita sea vete.- Volví a repetir.

En cuanto sentí que se iba a mover me aleje rápidamente de su lado.

-No me volverás a tocar nunca más en tu vida. Largarte.-

El dio unos paso hacía mi y yo comencé a retroceder

-Summer pequeña, no lo hagas mas difícil.-

-No soy yo la que lo hace difícil.-

-Siéntate.- Ordeno mientras apuntaba a un pequeño sillón que estaba a mi lado.

-Solo si me prometes que en cuanto termines de hablar te marcharas rápido y no volverás.-

-No me pidas que haga algo que no puedo, ahora siéntate.- Comencé a jugar con mis dedos, me sentía nerviosa. Así que me senté y espere a que hable.

-Gracias.- Dijo  con su poca paciencia de siempre. -Se que muchas veces te eh pedido perdón, se que te he lastimado.- Continuo mientras sacaba un cigarro de su chaqueta de cuero. - Pero esta vez no vine para eso, esta vez vine para pedirte que te comportes mientras no estoy en estos días,  quiero que sepas que te mantendré vigilada, y que  esto no es una amenaza solo es una advertencia, lo hago por que te quiero y te cuido.- Entiendes? Y deja de fruncir ese ceño por favor.-

PosesivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora