Capítulo 7.

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  • Dedicado a Justin Bieber
                                    

-¿Cuántos años tiene?-pregunté, retirándome de su abrazo.

-Veintitrés.

-No hay mucha diferencia, tú tienes veintiuno-dije, aliviada.

-¿Sabes qué nos dicen?-inquirió, animada.

-¿Qué?

-Que somos la pareja perfecta. Que los dos estamos hechos a la medida. Que nacimos para estar juntos-suspiró. Estaba feliz, pero algo dentro, muy dentro de mí, se removía incómodo y desesperado. Como una pequeña fierecilla enjaulada en lo más oscuro de una habitación, muy lejos de la salida; pero sin embargo, deseosa de salir.

-Me alegro mucho por ti.

-¡Ya sé! Podríamos salir todos alguna vez, así te presento-comentó.

-¿Todos?

-Sí, Justin, tú, Chris y yo.

-¿Quién es Chris?-inquirí, medio confundida.

-Su hermano. De pronto recordé la conversación que ella había tenido con Justin anoche y que había mencionado a un Chris como su hermano.

-Oh-musité-. Me encantaría-sonreí, amable.

-¡Le diré a Justin para que organicemos todo!-me abrazó de nuevo, dando brinquitos como una niña pequeña. Así era Sharon; dulce, tierna, cariñosa, frágil y entusiasta, era una niña pequeña encerrada en el cuerpo de una persona adulta de veintiún años.

-Oye-musité, cambiando repentinamente de tema-, quiero ir al tan famoso puente de los suspiros, quizá pueda tomar algunas fotografías.

-Il ponte dei suspiri. ¿Y para qué quieres ir allí? No es la gran cosa-dijo-. Más bien deberías ir a la plaza de San Marcos, muchos toman sus fotografías allí.

-Lo sé, pero no quiero algo común. Ya me conoces-me encogí de hombros.

-Bueno, también podrías ir al Palazzo Ducale, le podrías tomar bellas fotos.

-¿Al qué? ¿Sharon, te molestaría hablarme en español?-Ella rió.

-Al Palacio del Duque.

-Gracias. ¿Me llevarás al Puente de los suspiros?-Puso los ojos en blanco ante mi insistencia.

-Está bien. Te llevaré mañana.

-Gracias, Sharon. Eres la mejor-y fui yo quien empezó el abrazo ahora.

Seguimos caminando por las calles de Venecia, mirando casi todas las tiendas de ropa que allí había. Comimos en un pequeño restaurante y luego llegamos cansadísimas al departamento. Eran las siete de la tarde con treinta minutos cuando llamaron a la puerta.

-¡Es Justin!-anunció jovialmente Sharon y se levantó como rayo dando grandes zancadas hacía la puerta.

Manual de lo Prohibido (Justin Bieber, fanfic) Adaptada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora