¿Porque a mi?

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''¿porque yo?, ¿porque no otro?'' un pensamiento recurrente cuando pasan cosas malas lo sé. 

Pero hay estaba cayendo sin saber a donde y cuando es que voy a llegar y a donde. Por más que trataba no podía moverme no sé qué me pasa, pero no puedo ni hablar. Siento un gran golpe frio. Al darme cuenta es porque caí en algún lago o lugar con agua y por lo visto me estoy hundiendo como una roca… Siento como mi cuerpo se llena de frio hundiéndose lentamente. Será acaso esto un sueño o una pesadilla. 

Cuando estuve a punto de cerrar los ojos y dejarme llevar una persona se lanzó para sacarme del agua. Al sacarme apenas y tuve fuerzas para ver de quien se trataba. Pude notar que es una joven como de mi edad, su cabello es castaño y sus ojos también. Por lo que veo es bastante alta antes de poder decir algo me duermo a lo que escucho una voz tranquilizante. 

- Descuida ahora estarás bien 

No se cuánto tiempo ha pasado y recién despierto y esta vez no fue por una pesadilla la verdad no soñé nada. Miro a mi alrededor y me percato que estaba en un cuarto bien arreglado de un color morado con posters de chicos y maniquís con vestidos, sin duda de una chica o una modista. 

Cerca de la puerta pude ver una foto de una madre con sus hijas la madre. Rebosaba de alegría con unos ojos dorados y cabello castaño lo cual resultaba muy bonito gracias a su color roble. La niña a su izquierda una copia idéntica de la madre solo que sus ojos eran de un marrón claro. La de la derecha en cambio era de un pelo rubio y ojos esmeralda lo cual hacía que se viera muy bien ya que se camuflaba perfectamente con su piel blanca. Me levanto para poder ver mejor donde estoy así que me acerque a la ventana que está a la derecha de la cama. 
Sinceramente prefería estar en California o Texas, pero no, al parecer estaba en un pueblo sacado de los cuentos de hadas. 

Era una aldea un tanto rara las casas eran muy extrañas como puertas que desaparecían, techos de un material parecido a la plastilina. Si esto es un cuento de hadas o eso parecía con todo. Un río dividiendo el medio de la ciudad. Me pregunto ¿qué hago aquí? De repente escucho esa misma voz con un tono alegre detrás de mí. Al girar pude ver que era la chica color roble de la foto, pero en grande. 

- Veo que por fin te levantas que bueno ¿tienes hambre Edward? 

- Como sabes mi nombre acaso me conoces? 

- No. Lo vi en tu ropa interior. 

- He eso es raro, pero ¿dónde estoy? 

- A. si estas en Clastar la ciudad maldita. 

- ¿Ciudad maldita? 

- Si, veras hace un par de años llego un gran dragón mato a muchos y secuestro a otros... y ahora pide cada vez más cosas. Si esto continua no quedara nada para nosotros. 

- Mmm un bullying dragón asolando un pueblo. Entiendo, y dime ¿esas campanas para que son?, ¿es hora de misa? 

- ¡Ya se está acercando corre hacia abajo, YA! 

Empezamos a correr, pero llego muy rápido en un abrir y cerrar de ojos todo se empezó a romper, las escaleras vibraban, las paredes se agrietaban el techo se caía a pedazos. Por suerte bajamos las escaleras a tiempo antes que se desplomaran. Estaba muy asustado sin embargo cuando me fije en la chica pude ver que ya ella se había escondido en un armario, siguiendo el heroico ejemplo me escondí debajo de la mesas de madera blanca. 

Todo se derrumbaba y rompía cuando el lugar se calmó pude ver un animal gigante y escamoso verde con esos ojos amarillos que miraban con una ira penetrante junto a unas gigantes cornamentas en la parte trasera de la cabeza, traté de ver a Cloe… Cuando la encontré estaba toda golpeada e inconsciente. El dragón la miro fijamente y con un sonido grave y cavernoso se empezó a reír, su voz hacía que sintiera una ira cada vez mayor. Un sentimiento de calor recorría toda mi piel, pude ver que su cola iba a caer donde Cloe para acabar con su vida.  

Corrí como caballo desbocado y con todas mis fuerzas agarré su cola. Sentía como si el refrigerador de la casa lleno de cemento me hubiese caído en las manos. Una rara energía emanaba de mi cuerpo pude ver como pequeñas luces de color blancas salían. Cuando pude ver el suelo una especie de tentáculos salían de él poniéndome barro el cual empezaba a solidificarse haciendo una armadura la cual por alguna razón me hiso más ligero. Con la fuerza que tenía quite su cola de mi camino y con un tono molesto gruño. 

- ¿Acaso piensas que por poder hacer eso puedes ganarme – escupió mirándome con desdén - estas muy equivocado humano no me conoces? soy Draco el destructor de especies y tu quién eres? 

Tenía mucho miedo asiqué no le respondí. Guardé unos segundos de silencio cuando pude llegar donde estaba Cloe empecé a sentir algo extraño podía escuchar a la tierra misma diciendo mi nombre. Me acerque a una casa destruida y la acomode un sillón. ¿Un lugar seguro no? 

Al voltearme pude ver esos ojos amarillos mirándome con una ira inmensa, sin darme cuenta alzo su pata y me lanzo un golpe seco el cual esquive tirándome al suelo, ¿pero cómo demonios hago estas cosas? Me preguntaba cada segundo en mi cabeza. Pude levantarme, pero era muy difícil de respirar. Después de unos pocos segundos la bestia me miraba directamente con una expresión indescifrable. La verdad me hubiera puesto a correr, pero no sé qué paso y empecé a hablar. La voz ni siquiera era mía. Era como escuchar a un actor de cine en una película de acción. 

- No me interesa quién eres. Ni que haces aquí, pero lastimaste a una amiga mía y ahora lo pagaras. 

La armadura empezó a brillar dejando una sensación de calidez en mi cuerpo cuando me fije una espada apareció en mi mano. Estaba tan enojado que se me olvido por completo el cansancio y sin pensarlo mucho me abalance hacia ese maldito monstruo. 

Era rápido para medir tanto. Saltaba y se arrastraba fácilmente en un abrir y cerrar de ojos pude ver su mano justo en frente mío. No me dejo reaccionar ya que me empezó a estrellar contra el piso como si fuera un muñeco de trapo. Antes de poder levantarme me atrapo de nuevo con sus garras cada vez me apretaba más. Cada segundo sentía como me destrozaba los huesos. Cada vez que gritaba era opacado con sus risas, antes de perder el conocimiento pude escuchar a lo lejos la voz de mi abuelo que me dice: vamos Edward tú puedes hacerlo deja salir al dragón, debes liberarlo hazlo si quieres vivir. 

Sentía como una energía empezaba a rodear mi mano como si una bestia se desatase en mi interior con toda esa fuerza aproveche y le corte los dedos a la bestia, al caer al piso pude mirarme. Estaba cubierto de sangre y la armadura parecía rota, miré a la bestia con los ojos totalmente abiertos, sentía como mis ojos cambiaban de la típica forma humana a los de la forma vertical de una serpiente. Pude ver por los mechones largos de mi pelo que se volvía blanco y una tercera vez la armadura empezó a brillar y cubrir todo mi cuerpo con nuevas placas remplazando las viejas y poniendo placas en donde no había. Menos mi cabeza dirigí una mirada de cólera a esa bestia antes de que de la nada apareciera un casco, aunque la verdad quedo increíble y con toda la ira que tenía le dirigí la palabra. 

- ¡Crees que eres una bestia! No has visto nada. 

Apenas apareció el casco la espada llena de sangre empezó a envolverse en llamas, de un solo salto pude llegar a la frente del dragón y con todas mis fuerzas agarré el mango de la espada enterrándosela en toda la frente. 

Empezó a gritar y moverse frenéticamente asique decidí saltar, pero sin soltar la espada. Empecé a descender y el filo seguía cortando a el dragón. Cuando por fin llegué al suelo vi algo raro. Vi cómo se encogía en una nube de gas morado. Cuando todo ese gas desapareció pude verlo. Era un tipo con una armadura oscura con detalles verdes de raíces. Estaba casi muerto cuando me acerque solo me vio y miro al cielo diciendo. 

- ¿Crees que al eliminarme… nos vas a detener? – escupió de manera burlesca -Hay cientos como yo y peores que yo – volteo a verme - Que esperas muévete cortarme la cabeza. 

- No me importa cuántos sean – aclare mirándolo fijamente - A todos los destruiré a cada uno de ustedes malditos bastardos – mire mi espada - Y en cuanto a ti no mereces morir con mi espada -inclinándome un poco concluyo - no quiero que mi espada se manche con sangre de una rata. 

Guarde mi espada y le toque la cabeza con la mano abierta. Apenas pose mi mano en su casco un rayos de fuego salió disparado de mi mano dejando solo cenizas en su lugar. A pesar del ruido pude oír unos pasos. Me giré y pude ver a Cloe quien se acercaba deprisa. Yo caí al piso del cansancio mientras tanto una energía oscura se salió de lo que quedo de ese caballero y se fue a alejando en el horizonte. 

Guerreros CelestialesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora