Aclaración antes de leer: Las letras en negrita y cursiva, son los pensamientos del personaje.
Por Aleksei.
—Qué día más mierda. —Comenté levantándome de la cama. Un día más en esta vida de mierda, pensé. Eran cerca de las 07:45 de la mañana, sentía los gritos de mi padrastro –un alcohólico sin remedio– discutiendo con mi madre, una ama de casa, solté un suspiro. Las peleas eran constantes, no tenía más remedio que aguantarlas.
—¡Alek! ¡Baja! —Oí cómo mi hermana me pedía a gritos que bajara a tomar desayuno, pese a que las exclamaciones seguían, yo no bajaba, no quería hacerlo, simplemente me era imposible ver la cara de mi madre con lágrimas causadas por un imbécil que no sabía valorarla. —¡Por favor Alek! —Un bufido salió de mis labios. Me dirigí al armario para así sacar una camisa a cuadros y un jeans que combinara con ésta, sin olvidar unas zapatillas de color negro; no demoré más de cinco minutos y salí de mi cuarto para ir hacia el piso de abajo.
La casa en sí era un desorden y un asco total, aunque mi madre se esforzara en haciendo aseo, el puto de mi padrastro no ayudaba en nada. Las botellas de alcohol y las colillas de cigarrillos siempre se hacían presentes en los alrededores del living o de la cocina. Una vez que me encontraba en el primer piso, fijé mi mirada en mi hermana, una muchacha que no medía más de uno setenta, tenía una figura bastante pronunciada, pechos grandes, caderas anchas, qué decir de su trasero. —Iré a la cocina. —Musité, ella sólo me dedicó una sonrisa, se notaba lo fingida que era, su cara no me decía más que "no entres". Caminé hacia la cocina observando a mis dos "padres" discutiendo, qué lindo¸ pensé.
—Miren a quién tenemos aquí. —Dijo el pelinegro que se encontraba sentado con una cerveza en la mano. —El puto emo de la casa. —Rodé los ojos al ver aquella sonrisa dibujada en su rostro. —Mi amor, sírveme otra cerveza.
—Alek. —Posé mi mirada en mi madre, la cual tenía los ojos hinchados de tanto llorar, no quería decirle nada, ni mucho menos al frente de aquel borracho. —Come algo antes de que te vayas, por favor. —Asentí con mi cabeza suavemente, caminé hacia el refrigerador y saqué una manzana.Qué gran desayuno... —Gracias. —Agradeció con una sonrisa, solté un suspiro al ver cómo le servía un plato de comida a Casper. —Ahí tienes. —¿Comida a las siete de la mañana? Eres un cerdo.
—Qué asco de comida. —Alzó la voz el moreno. Fruncí mi entrecejo, lo único que quería era golpearlo hasta ver cómo su sangre corría por mis manos, me lo imaginaba en una silla lleno de objetos punzantes. —Sírveme otra, zorra.
—No le hables así a mi madre, borracho de mierda. ¿Qué te has creído? —Me acerqué lo suficiente como para oler el aliento de cerveza. —Vuelve hablarle así y juro que amanecerás tragándote tus propias bolas, hijo de puta. ¿Me entiendes?
—No te tengo miedo, mocoso de porquería. —Sentí cómo agarró mi cabello con fuerza, la suficiente como para no poder zafarme de él. —Eres un depresivo de mierda, dime que no te has cortado alguna vez... ¿o es una mentira? —Preguntó mirándome fijamente a los ojos. —Si lo haces... ¿por qué eres tan poco valiente y no te suicidas de alguna vez? No sirves para nada, sólo gastas oxígeno. —Soltó mi cabello con una sonrisa. Mi madre no había hecho nada, no podía culparla; el comentario dicho por aquel señor me había dolido, sin embargo estaba acostumbrado a recibir palabras de ese estilo. —Vete de aquí.
Quité una pequeña lágrima con la manga de mi chaleco y salí de la cocina. Qué bien, me encantó como empezó este día. Tomé mi bolso que se encontraba encima de un sillón de color negro todo destrozado y me dispuse ir al instituto.
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La vida es estúpida, menos contigo. -Rayén. (Dylan O'Brien X Evan Peters)
Teen FictionEspero que les guste. ñ_ñ