Así que eres artista.

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Había pasado más de tres meses desde que volvimos de Hollywood, otra vez en la calidez de Los Ángeles. No me había atrevido a llamar a Ross, a estas alturas ya se habría olvidado de mi.

Obviamente nadie me creería si les digo que he conocido a Ross Lynch en persona, mucho menos que me haya besado pero, de todos modos no pensaba contarselo a nadie, prefería que ese recuerdo tan intimo y especial para mi fuese solo mío. 

Me mordí el labio recordando la sensación de sus labios sobe los míos, el beso fue mucho mejor de lo que esperaba, y no solo porque me lo haya dado una celebridad... Sentí que fue especial, no solo para mi, también para él... Pero claro que es imposible ¿Verdad? Ross demostró ser un excelente chico, divertido y extrovertido, alguien que le gustaba mucho disfrutar de los pequeños gestos que la vida nos regala, pero seguro tendría alguna novia o algo así, o alguna acompañante de noche... ¿Entienden el punto?

Suspire mientras miraba distraída al profesor que explicaba noseque, no estaba prestando nada de atención, Ross ocupaba mi mente todo el día y hasta en mis sueños, soñaba que nos volvíamos a encontrar así como en las películas, el se acercaba con una de sus sonrisa derrite mujeres, me tomaba de la cintura y me besaba dejándome sin aliento y luego nos casábamos y teníamos muchos hijos... 

Pero eso nunca iba a pasar, soñar no costaba nada.

  — ¿Ana?

La voz de Emily me despertó de mi ensoñación. La mire y le sonreí cordial.

— ¿Si?

— La clase termino hace diez minutos ¿Sabes? — Sonrió divertida al ver mi rostro de confusión. Mire a los lados y efectivamente estabamos totalmente solas en el aula — ¿En que piensas? Últimamente has estado muy distraída.

— Si te lo contará, no me creerías — Reí, definitivamente no lo haría. 

— Eso no lo sabes — Hizo un puchero infantil y yo reí mientras recogía mis cosas.

— Créeme, lo se, es demasiado increíble e imposible.

  — Wow ¡Dime! Tengo demasiada curiosidad.

— Lo siento, pero creo que guardaré eso solo para mi —Le guiñe y ella empezó a refunfuñar sobre que era una mala amiga. 

Reí, era inevitable cuando empezaba a hacerlo, arrugaba su nariz y bufaba, creía que así se vería amenazante, pero su apariencia inocente y debilucha no ayudaba mucho.

Mi móvil empezó a sonar y empece a buscarlo entre el montón de libros y útiles que tenía en mi mochila. La llamada se había cortado por tercera vez cuando logre conseguirlo, a veces creo que mi mochila estaba hechizada, las cosas se pierden en ella, literalmente. 

  — Número desconocido. — Fruncí el ceño.

— Tal vez tú madre, recuerda que perdió su móvil y te llama de un teléfono público.—  Me recordó mi mejor amiga y yo asentí.

El móvil empezó a sonar una vez más con la canción "All night" de R5. Sonreí, la voz de Ross era hermosa.

  — ¡Ana! ¡Contesta!

Me sobresalte y conteste antes de que se cortará. 

— ¿Hola? 

Hubo un silencio, pero pude escuchar la respiración del otro lado de la linea.

— ¿Hola? — Insistí.

¿Ana? — Dijo una voz masculina.

— Ella habla ¿Con quien hablo? — Pregunté confundida. 

¡Secuestrando a Ross Lynch!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora