1. Todo tiene un inicio

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Hola, mi nombre es Megan, tengo 16 años, y acabo de llegar a Portland hace unas semanas; por cierto, soy de Seattle, pero por motivos de trabajo mi madre y yo nos tuvimos que mudar a Portland.
Mi madre es cocinera, sí, como lo escuchan, C-O-C-I-N-E-R-A, a decir verdad mi madre no trabajaba hasta que mi papá falleció; cuando eso sucedió, quedamos desoladas, en la más profunda de las pobrezas.
Como ella no sabía hacer gran cosa aparte de las cosas de la casa, pues nunca nos había hecho falta, tomó el primer trabajo que se le presentó; adivinen cual fue ese trabajo?
Mi madre tomó el puesto de cocinera en la cafetería de la secundaria, y bueno... Debo admitir que al principio fue patético, casi no hacia nada bien, cuando llegaba a la casa solo dormía, no se lo estaba tomando nada bien; pero con el tiempo fue mejorando y bueno cada vez lo hacia mejor, en resumen ese fue el inicio de nuestra nueva vida.
En esta nueva vida los lujos se convirtieron en... Algo así llamados... Imposibles?
Todo el dinero era justo y pues a las juntas y sobrevivíamos al mes, considerando que mi padre falleció cuando yo recién iniciaba con la secundaria y bueno pues era una niña? Creo que no lo afronté muy bien.
Al principio fue como si todo se rompiera dentro de mí, lo sé, puede sonar como una cursilería pero en realidad para mí la muerte de mi padre fue lo peor que me pudo pasar en ese momento, todo estaba bien y de pronto todo llegaba a su fin.
Poco a poco las cosas en la casa emopezaban a faltar, las notificaciones de pagos llegaban todos los días y yo no tenía a nadie, absolutamente a nadie.
En medio de ese caos conocí a mi mejor amigo Damian, en ese entonces éramos algo así como dos niños entrando a la adolescencia, un día cuando caminaba de vuelta de la secundaria, alguien gritó mi nombre.
-¡Megan!- mi llanto no paró pero aún así voltee.
Fue entonces cuando lo vi, frente a mí, lo vi con mis ojos todos llorosos, la primera idea que cruzó mi mente fue que no debía estar él ahí, él no.
Quizás para cualquiera de ustedes que alguien grite tu nombre y que tu voltees con la cara llorosa no es nada, pero para mi en ese momento era la peor de las situaciones en las que podía estar.
Tenía frente a mi a Damian, el segundo chico más popular del colegio en ese entonces, parado justo en frente mío, allí mirándome como... no sabía explicar su mirada era de... Pena??!
-Perdón si te he asustado- dijo y en ese momento me sentí extraña, casi nadie me había dirigido la palabra desde el funeral de mi padre, donde los invitados nos dieron el pésame a mi madre y a mí.
Desde ese entonces no había oído que nadie me dirijiera la palabra salvo para dicirme que la comida estaba servida o que comentara algo en clase.
-¿Estas ahí?-dijo Damian haciendo señas y muecas, muecas, volvía a estar asustada.
Muecas, para alguien como yo en la secundaria podía significar tu fin.
Yo no era una persona popular como él, yo era de las que no hablaban con nadie, primero porque todos decían que me creía porque tenía dinero y dos porque mi única amiga me traicionó cuando entramos a la secundaria, lo único que me dijo cuando se fue, fue que dejara de ser tan falsa y así sin más se fue.
Después de unos días la vi con el grupo de los "populares"
Eso fue lo que terminó mi vida social.
-¿Vas a hablarme o pierdo mi tiempo?
-Supongo que hablarte- dije con una voz apenas audible.
Se me quedó viendo unos minutos, hasta que me volvió a hablar.
-¿Sabes? te comprendo.
Dijo, y ese sería el inicio de una gran amistad, sin como lo oyen, A-M-I-S-T-A-D, nunca fuimos ni seremos nada más.
Bueno pues el resumen de lo que vino después fue que el me ayudo a convertirme en lo q soy hoy en día, una chica fuerte y quizá algo caprichosa.
Me convirtió en una de las chicas más populares, pero no por preocuparme por mi apariencia o por cuantos chicos me hubiera ligado, sino por quien era, juntos nos convertimos en los chicos más populares de la secundaria.
El problema de que mi madre fuera cocinera, fue quedando atrás, aprendí a vivir con eso, todo gracias a él.
Por un tiempo creí que los problemas habían terminado, pero resultó no ser así, hubo recorte de personal en la secundaria, despidieron a mi madre, estábamos por terminar el primer semestre y mi madre viajó para conseguir un nuevo trabajo, yo me quedé en mi ciudad sola por unas semanas.
Eso hasta que me dijo que había conseguido un nuevo trabajo, al instante me alegre, pero cuando me di cuenta de lo que eso significaba..., que creen?
Pues reaccioné como una cría de 5, no me lo podía creer, pero Damian, me hizo entrar en razón.
Básicamente es así como terminé en Portland, la ciudad no está mal debo admitir, pero en estos momentos sólo quisiera estar con Damian y mi madre en mi hogar, no en esta ciudad tan desconocida, sólo quiero mi anterior vida.

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⏰ Última actualización: Sep 19, 2015 ⏰

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