Prólogo.

289 1 0
                                    

Aquí nadie tiene un nombre de alcurnia. No pretendo escribir sobre un cuento aspiracional.

Más, muchísimo más de la mitad de la gente que encuentro por la calle no tiene ninguno de esos hermosos defectos tan descritos; no tienen ojos hipnotizantes ni nostálgicos, de un azul profundo o un verde intrigante. Tampoco un avellana increíble o un gris perturbador o cualquier otro color que pueda haber.

No tiene piel bronceada con reflejos de sol o transparente, casi enfermiza, color de tiza. Tampoco cuerpos esculturales dignos de pasarelas. Melenas rubias como trigo u oro. Ardientes como fuego serpenteante tampoco.

Ahora que han visto todo lo que no son... ¿Qué es lo que queda?

Algo más parecido a la realidad cotidiana.

IpanemaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora