Triste

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La luz entró otra vez a pesar de haber corrido las cortinas mil veces esa mañana.

Me levanté y me di cuenta que no había prisa. Sábado.

IPANEMA'S FABULOUS SATURDAYS me grité mentalmente.

Después de viajar media hora llegué a un restaurante de comida mala, en realidad,  pero completamente solo, el sabor de estar sola los sábados lo sentía hasta en la boca, o más bien, especialmente en la boca, lo saboreaba y me sentaba en la mesa más alejada del restaurante más olvidado de la ciudad, con vista a la calle con coches que iban rápido a algún lugar, a ver a alguien, que tenían algo que hacer.

Le marqué a Mars.

Le marqué a Steve.

No hubo respuesta. Me encantaban por eso, los sábados no estaban.

Terminé mi insípida ensalada y mi agua excesivamente dulce, pedí pastel y té de limón, me perdí en Murakami y cuando levanté la vista ya era hora de regresar.

Regresé.

Elis Regina inundó el cuarto. El sax me mató.

Dormí.

Desperté y tomé un baño, el agua no había querido calentar y no tenía más remedio que bailar bajo el agua con la ventana entreabierta, mi capricho personal.

Me vió. Lo ví.

Me sonrió. Dudé. Sonreí tardíamente.

Él ya no estaba ahí.

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⏰ Última actualización: Apr 06, 2014 ⏰

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