Quédate quieto

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"Tan cerca estoy de que las llamas me consuman, que lo único que puedo hacer es quedarme quieto. " Este fue mi ultimó pensamiento antes de que las llamas me convirtieran en lo que siempre he querido ser, cenizas.

Ella vendrá a visitarme hoy, estoy ansioso de verla. Terminé el último trabajo que me encargó, fue todo un éxito, debe de estar muy orgullosa de mi. Nadie se ha enterado de que el fuego del bosque lo provoqué yo mismo, menos aún se han enterado que la noche del pasado miércoles, ese fuego estaba consumiendo la vida de una chica en plena adolescencia. Solamente le quité su dolor. El dolor de seguir viviendo.

Son las dos de la mañana, ya no tarda en llegar mi otra mitad, la mujer por la cual soy capaz de quemar hasta que no queden nada más que recuerdos.

Siento que la temperatura disminuye y puedo ver mi aliento como si estuviera fumando un cigarrillo. Entonces sé que ella ha llegado.

- Estoy aquí Martín, ven, toma mi mano. Hace frío.

- Nunca más volverás a tener frío, amor, quemaré lo que quieras con tal de verte sonreír.

- Sangre Martín, sangre. Quiero muerte donde hubo vida. Quiero la juventud que el mundo me quitó. Quiero la venganza que nunca tuvimos. Hazlo Martín, hazlo.

- Lo que usted ordene.

Amaba su voz, amaba todo de ella. Sus ojos azules sin pupilas. Su piel blanca con tonalidades de verde, sus labios morados y negros cabellos. No podía dejarla ir. No otra vez. "Por ti amor, soy capaz de quemar hasta el último cuerpo sobre la Tierra".

Salí de mi casa pasada la madrugada con el fin de encontrar esa vida que será sacrificada para que mi joven esposa esté feliz y pueda volver a verla. Es en lo único que pienso. Volver a verla.

Estoy ansioso de ver como las llamas danzan felices a la luz de la luna.

Estoy en el parque sentando fumando y observando como el humo que exhalo dirige su camino hacia el oscuro cielo. Quiero ser ese humo. Quiero flotar hasta la luna y ver a todos arder.

Pasan algunos minutos hasta que por fin veo una hermosa silueta de una mujer que va caminando con la cabeza baja como si quisiera evitar ser observada. Demasiado tarde querida, eres mía.


Danzando entre las LlamasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora