CAPITULO 24

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Llegamos a uno de esos edificios enormes donde en la recepción pedían los datos del invitado y le decían donde se llevaría a cabo el evento. Robert me introdujo con unos chicos como "Te presento a _____, mi chica" y con otros como "Ella es _____, mi preciosa novia".

Todos y todas llevaban prendas carísimas y muy formales, mientras que yo llevaba unos vaqueros y una chamarrita café de peluche. Había elegido la peor ropa para el peor momento, pero aun así, nadie me quitaba mis bellos atributos, ni aunque me pusiera las peores fachas.

– ¡Robert! – gritó alguien mientras Robert me presentaba a sus amigos. Todos se giraron para ver de quién se trataba.

– Hey, ¡William! Hombre, ¿cómo has estado? – le preguntó mientras chocaban manos y se regalaban un abrazo caluroso.

El hombre venía con una mujer de cabello güero, alta y de piel tan blanca como la nieve. Era perfecta. Tenía unos ojos negros hipnotizantes; de esa belleza que no se puede ignorar.

– Te presento a ______.

Robert me jaló hacia ellos delicadamente y me abrazó de manera protectora. Sonreí y extendí la mano para saludar. Cuando alcancé la mano de la chica, note algo raro en ella; una mancha morada con tonos azules cerca del bíceps. Luego saludé a William, que me barrió con la mirada sin importarle que me diera cuenta. Tragué saliva y rodeé los ojos.

– Qué linda mujer te conseguiste – dijo William dirigiéndose a Robert.

– No es mi mujer, es mi novia – retractó Robert. Sentí como el brazo de Robert en mi cintura se clavó más en mí. Había mucha tensión en la atmosfera. – Y gracias. ¿Cómo te llamas tú, dulzura?

¿Dulzura? Eso solo me lo dice a mí.

– Thalía.

Le dediqué una sonrisa que respondió con debilidad, con temor y algo de dureza. Me di cuenta como William me miraba, y supe que esto no era bueno, tenía ese extraño presentimiento que la cena no iría bien.

– ¡Chicos, chicos! ¡Su atención por favor! – todos nos giramos para poner atención a una chica morena, alta y de cabello rizado. Sostenía una copa en las manos y a su lado había otras tres chicas.

– Las princesas de la universidad – susurró Robert en mi oído.

– ¿Y la reina? – pregunté interesada.

– ¿Ves la de en medio? Ella es la reina.

Nos reímos un poco y seguimos poniendo atención a las tres mujeres.

– Podrán pasar a la cena en unos diez minutos, el chef tardó un poco en terminar de preparar la salsa. Mientras piensen que harán con sus parejas para el baile final, se hará un concurso y el ganador recibirá la corona y la tiara real de 1985.

Todos aullaron y empezaron a aplaudir. Robert me tomó de la mano y me guio a otra bolita de amigos suyos, los cuales mantenían pláticas más interesantes en las cuales pude participar la mayor parte del tiempo. Luego empezaron a hablar de un chico, pero no mencionaban el nombre real, sino el sobrenombre.

– ¿Recuerdas a JD? – comenzaron a decir los hombres.

– ¡Ese hombre! Dicen que mantiene una de las empresas más remarcadas en el negocio.

– ¿JD? ¿El nerd que no hablaba? ¡Tienes que estar bromeando! – exclamó el gordo que estaba a lado de Robert.

– Chicos, no cambian – dijo la esposa del gordo.

– Amor, es que de verdad, ese tipo era un dios en todo menos en chicas ni nada parecido... o al menos nosotros no lo sabíamos en ese entonces.

– Pero, mantiene una buena compañía. Gana alrededor de 10 millones de dólares o más en tres meses – dijo Robert, quien seguía tomado de mi mano.

Todos empezaron a susurrar y todo eso.

– El hombre se ha puesto en forma. Hace poco lo vi en la escuela en la que doy clases y mantuvimos una buena conversación – le dijo al grupo. Luego se inclinó hacia mí. – Era mi mejor amigo en la universidad, lo sigue siendo, pero perdimos contacto hasta que encontró mi ubicación. Nos hemos estado viendo en el último mes. Ojalá venga el tipo para que lo conozcas, es un tipo con toda la onda, amor.

Asentí y le sonreí. Nos dimos un beso pequeño y al parecer todo el grupito se dio cuenta.

– Pero bueno ______, cuéntanos... ¿cómo se conocieron tan feo ogro y tan bella princesa? – dijo el hombre de cabello rojizo y lentes.

Sentí como la sangre subió hasta mis mejillas. No me gustaba la idea de platicarles que él era mi profesor de literatura y que yo apenas cumpliría los dieciocho en unos días.

– A puesto a que fue un poema – dijo una chica a lado de mí. – A todas nos logró cautivar con sus versos.

Le sonreí. Negué con la cabeza. Intenté enviarle una mirada a Robert para que él dijera la historia.

– Es... complicado – logré decir al final.

– No tienes por qué contarlo – susurró Robert a mi oído.

– Lo tengo todo fríamente calculado – le aseguré. – Un día, en mi escuela, donde él da clases, iba con mi amiga, ya saben, hablando de mi guapo profesor de literatura... Ese día había ideado un plan para conquistarlo, porque desde siempre me había gustado. En clase me quité mi playera de la escuela y la dejé a propósito, pero antes había anotado mi número telefónico en la última tarea que nos dejó. Cuando estaba con mi amiga recibí este mensaje que decía "Creo que deberías de venir por tu sudadera antes de que te dé un resfriado", fui por mi sudadera y me declaró su amor, y desde ese día, mi vida ha mejorado de la manera más radical que se puedan imaginar.

Dirigí mi vista a los ojos verdes de Robert y con cuidado le guiñé el ojo.

Las chica empezaron a hacer sonidos de ternura y los chicos aullaron de alegría.

– De verdad eres afortunado Robert – dijo una voz detrás de nosotros.

Era William. La mujer rubia ya no estaba a su lado. Robert tensó la mandíbula y se giró para mirarlo.

– Gracias, William – dijo Robert con un tono seco y frío.

– De verdad lo digo. Tu chica es una combinación de Afrodita y Cleopatra. Cuídala – se llevó la mano al cabello y se retiró.

– Pero qué cretino – dijo una mujer.

– Digo lo mismo – dije apretando la mano de Robert.


Después de un rato incómodo en la cena gracias a las miles miradas de William hacia mí y de Robert besándome y dando indirectas de que yo solo era suya y de nadie más, pasamos al postre, donde todo me volvió loca.

– ¡Chicas, no van a creerlo! – gritó una mujer. Se acercó a todas las mujeres y nos dijo algo muy raro. - ¡El nerd de JD está aquí y viene más guapo que nunca! ¡Se puso buenísimo! – exclamó.

– ¿Cómo lo sabes Julia? – le preguntó una pelirroja.

– Me acaba de saludar. ¡Es el tío más bueno después de Robert! – me sentí súper celosa cuando alcancé a escuchar eso, pero lo ignoré y seguí comiendo mi postre.

– ¡Hey gente! ¡JD está en la casa! – gritó la voz de un hombre. Todos se giraron para mirarlo y sí, casi me ahogo de la sorpresa. No era lo que esperaba, para nada.

Todos se quedaron boquiabiertos ante el guapísimo hombre que había cruzado la puerta gritando y anunciando su llegada, el cual yo conocía físicamente de pies a cabeza. Empecé a toser y oculté mi rostro con la servilleta de tela que nos habían proporcionado junto con la comida.

– ¡Niall! – gritó Robert a mi lado.

Se encaminó hacia Niall y se abrazaron fuertemente. Me di vuelta y no quise ver nada más. Mierda, mi novio y mi instructor de sexo se conocían. Seguí comiendo pastel y solo ignoré los comentarios de todos a mí alrededor.

– ¡Ven! Quiero presentarte a mi novia – dijo la voz de Robert detrás de mí.

No, no, no vengas.

– Ah, claro. Esa chica debe ser una dulzura, con lo mucho que me has hablado de ella últimamente ya puedo sentir que nos llevaremos bien – dijo Niall.

¡Mierda, mierda, mierda!

– Mi amor, te quiero presentar a Niall – apreté los párpados y deseé que algo brutal pasara para no tener que mirarlo a esos ojos azules.

Miré por toda la mesa en busca de algo que me ayudara a salir del pésimo momento que estaba viendo, y apareció el vasito hermoso con líquido rojo.

¡Eso!, grité mentalmente.

Tomé el vasito y lo miré antes de hacer lo que tenía planeado. Le tomé un trago y lo tire "sin querer" en toda mi ropa. Eché mi cabeza para atrás con desesperación y salí corriendo al baño.

– ¡Amor! – gritó Robert detrás de mí siguiendo mis pasos.

Y sí, me había tirado vino tinto en toda la ropa para evadir el ver a los dos hombres más guapos del planeta mirándome mientras uno me presentaba como su novia y el otro me miraba con confusión siendo... ¡El puto mejor amigo de mi novio!


*Terminada* Sex Instructor IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora