CAPITULO 48

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En la tarde mis amigas fueron a visitarme al hospital, aún extrañadas que un miércoles su profesor de Literatura estuviera cuidándome. Me abrazaron y lloraron en cuanto les dije que habían querido violarme, aunque en teoría me violaron, pero como Robert me había dicho, no había sido tan fuerte como le ha pasado a miles de chicas alrededor del mundo.

– ¿Y Niall? – susurró Halley quien sabía lo que había pasado.

Negué con la cabeza. Halley me acarició la mano al igual que Ally.

– Todo estará bien... lo resolveremos, juntas – un vuelvo en el estómago me hizo estremecerme.

Niall había dicho lo mismo.

– ¡Chicas, es hora de la ducha de ______! – anunció Ruby entrando a la habitación con dos chicas a su lado. Las dos eran hermosas.

– Bueno, nos vemos ______ – se despidieron de mí.

Halley, Ally y Julieta me dieron un abrazo y besaron mi mejilla antes de irse. Cuando la habitación estuvo algo vacía Ruby empezó a ayudarme a levantarme de la camilla para llevarme al baño. Cuando quedé de pie me sentí débil. Robert se dio cuenta así que fue a mi lado y me tomó por la cintura mientras ponía uno de mis brazos alrededor de su cuello. Le hizo un gesto a Ruby para que me soltara y él pudiera llevarme.

Cuando estuvimos en el baño, Ruby empezó a desconectarme del suero y todos los medicamentos que se conectaban a mí. Robert le pidió a Ruby que nos dejara a solas así que Ruby fue por más jabón y champú.

– Tengo que ir a revisar algunos exámenes de la escuela y dar las últimas calificaciones para cerrar el curso. Mañana es el último día y no queremos que nadie se entere de lo nuestro más que Halley, Ally y la otra chica que vino.

Asentí. Tenía toda la razón, si alguien se daba cuenta de lo que estábamos haciendo, podían quitarle el trabajo.

– Bueno, si necesitas algo, solo llámame. Estaré por aquí en la noche.

– Ya. Te veo luego entonces – me despedí.

– Nos vemos luego entonces.

...

Cuando salí de la ducha le pedí a Robert por mensaje que entrara a mi casa por la ventana de la cocina y me trajera un pants. Él accedió gentilmente. Ruby me prometió que cuando Robert llegara con mi ropa, me dejaría ponérmela y quitarme la horrible bata blanca con estampados extraños de mi cuerpo.

Pasé la gran parte del tiempo recostada y viendo programas de televisión porque no sabía que hacer... Y en ese momento me imaginé a Niall, sentado a un lado de mí, abandonando su trabajo por mí, para cuidarme mientras me besaba en los labios y me acariciaba la parte desnuda de mis piernas y me susurraba cosas perfectas al oído. Me lo imaginé como cuando lo vi en la playa: con sus lentes de sol y su cabello dorado revuelto por el viento mientras la luz del sol le daba un matiz perfecto al color de su piel; sus ojos miel viéndome con tanto amor que solo eso existía.

Una lágrima se derramó por mi mejilla. La retiré de mi rostro pensando en lo equivocada que había estado al hacer que Niall se fuera sin darme ninguna explicación...

Viernes.

El día de mi graduación había llegado, Joselyn se apareció en la habitación junto con mis padres para darme de alta y quitarme todas las bolsas de plástico conectadas a mí. Tomé una ducha y me puse unos jeans y una camiseta color turquesa que me daba hasta el ombligo y encima un suetercito blanco largo. Mi mamá me cepilló el cabello y lo acomodó en una hermosa trenza. Me besó la cabeza y me ayudó a salir del baño para encontrarnos con mi padre y Joselyn.

– Hola, amor – dijo mi guapo papá.

– Hola, papá – le contesté con una sonrisa.

– ______, ya estás dada de alta – me dijo mientras me entregaba un pedazo de papel con su firma y el permiso de salida del hospital.

Empecé a gritar y a dar brinquitos leves por toda la habitación. La cabeza aún me dolía cuando hacía movimientos bruscos.

– Sr. y Sra. Wilde, me gustaría hablar con ______ acerca de algo a solas, si me permiten – anunció Joselyn.

– Claro que sí.

Mis padres salieron de la habitación y nos dejaron a mí y a Joselyn solas.

– No puedes tomar ni una sola de alcohol dentro de al menos un mes, no puedes hacer actividades que requieran de mucho esfuerzo ni tener relaciones sexuales hasta que te quitemos los puntos de la cabeza. Tampoco puedes comer ni tomar cosas heladas ni estar en el sol más de 15 minutos, ¿entendido? – me ordenó con gesto serio.

– Está bien, prometo no hacer nada estúpido hasta recuperarme totalmente – dije mientras alzaba una mano en forma de juramento. Le sonreí y me acerqué a ella para darle un abrazo.

– Tienes prohibido no arreglar las cosas con Niall– dijo por encima de mi hombro.

¿¡Qué!? ¿Cómo sabía de lo mío con Niall?

– Entré varias veces a revisarte mientras dormías y dijiste varias veces su nombre y sollozabas que no se fuera – me informó. – No sé qué fue lo que pasó, pero soñar con un hombre y llorar por él no es buena señal.

Nos separamos y me regaló una sonrisa de oreja a oreja.

– Gracias por todo Joselyn – le dije mientras le regresaba la sonrisa.

Mis padres condujeron hasta la casa y me hicieron empezar a arreglarme para la fiesta de graduación de esa noche. Me puse mi vestido azul y mi madre me maquilló discretamente. No era nada tan abrumante pero me sentía incómoda. Una hora antes de la fiesta mis amigas llegaron unos minutos antes de la fiesta dentro de una limosina en la cual llegaríamos todas juntas. Sí, llegamos a la fiesta en una limosina blanca y música a todo volumen. Cuando llegamos al lugar donde se llevaría a cabo la fiesta, nos percatamos de la gran carpa que habían montado para nuestra generación; era enorme, adentro había docenas de mesas llenas de personas y otras llenas de comida, al centro montaron una pista enorme para que bailáramos y un DJ tocaba música. Era la mejor noche.

– ______ – mis pensamientos fueron interrumpidos por la gentil voz de Ally. – Alguien quiere verte – dijo con timidez.

Me di vuelta y lo vi, lo vi en un traje de noche, su peinado perfecto y una rosa en las manos. Admiré su belleza, sus ojos azules, sus labios llenos y suaves, su cuerpo esbelto y musculoso, su mandíbula remarcada por la tensión de sus músculos: era perfecto.

Abrí mi boca para decir algo, pero en menos de diez segundos ya lo tenía frente a mí, con sus ojos cristalizados y una que otra lágrima saliendo de su órbita. Lo tenía tan perfecto y hermoso frente a mí una vez más.

– Te ves hermosa – dijo mirándome directo a los ojos. – ______...

– Niall... ¿qué haces aquí?

– No vine a gritarte ni a impedir que sigas pensando que soy un idiota, porque tal vez lo soy, solo vine a compartir uno de los mejores momentos contigo y a intentar explicarte lo que pasó...

Lamió sus labios y tomó mi mano.

– Ésta es para ti – dijo mientras posicionaba la rosa en mi mano. – Nunca sería capaz de engañarte, ______, te amo... nunca en mi vida le había dicho te amo a otra persona que no fuera mi madre, ______... quien quiera que haya planeado esto, separarnos, está completamente perdido porque no voy a dejarte ir nunca, no voy a dejar que seas de otro hombre jamás, porque te amo tanto que enloquecería. No te engañé, no lo hice, y no pararé hasta dar con las personas que te hicieron daño, que nos hicieron daño. Yo estuve cita tras cita ese día, ni siquiera pude comer o bañarme mientras estuve en Sídney... tienes que creerme, te lo digo con el corazón palpitante en la mano, justo ahora, te pido perdón por todo lo que ha sucedido, por no estar contigo mientras un maldito depravado... – su rostro palideció.

Tomé su rostro entre mis manos y consumí sus palabras con un beso, un beso que le decía lo que tenía que decirle, lo que sentía por él, lo que siempre sentiría por él.

– Ya no hables. Te amo, pero necesito pensar las cosas. Perdón.

"No puedes amar a dos personas"

*Terminada* Sex Instructor IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora