Una cena incómoda

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Mientras comíamos en el salón de abajo seguía escuchando algún que otro ruido cada cinco minutos proveniente de nuestro dormitorio.

Ella estaba diferente, inquieta y desordenada con los cubiertos. Sabía rara hasta la copa de vino, fui a la cocina a tirarla y en el cubo de la basura vi una jeringuilla con un líquido bastante fuerte que se apreciaba con sólo acercarte un poco y guantes de goma al lado. Me mareé un poco, hice como si no pasaba nada y decidí subir a mi cuarto dejándola en el salón comiendo aquel pato francés.

Me decidí a ir al armario a ponerme la bata roja oscura que tenía con los botones de oro. Abrí, la cogí y cerré.

Escuché otro ruido en el baño del dormitorio, al encender la luz vi a Steve intentando salir por la ventana con el pelo patas arriba y en calzoncillos. Yo más mareado aún intenté tirar a Steve por la ventana, de cabeza cayó y reventado quedó. Rapidísimo llegó Mery. 

-¡George que has hecho!. -¡Me has puestos los cuernos y creo que me has envenenado, puta! 

Sin tener ninguna fuerza, empecé a ver gris. De pronto me fue imposible quedarme estable en el sitio y me desplomé en la cama donde mi empleado joven y mi mujer hicieron el amor.

Y ella llorando se quedó sin los dos.

FIN

Hola escritores y escritoras soy Mario Sant, espero que os haya gustado esta pequeña obra de la infidelidad.
Por mucho que queráis a vuestras parejas intentad ser nobles ante ellas. Todo puede ocurrir. Un beso y ya nos veremos en la próxima.

La infidelidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora