Capítulo 2

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-Haz todo lo que yo te pida.

***

Nada mas escuchar eso salir de sus labios, le aparto de la puerta para poder salir del cuarto de limpieza, moviendo la cabeza al traspasar el marco de la puerta para que las puntas de mi cabello castaño choquen contra su cara, y tras eso, me alejo con pasos firmes rogando a mi cuello para que no se gire para mirarle. Sería un signo de debilidad, y no quiero dárselo.

Cuando llego, toco suavemente la puerta y asomo la cabeza por una rendija que he abierto al oír el "Adelante" pronunciado por el profesor.

-¿Puedo entrar ya, por favor? -pregunto mirándole con mi mejor cara angelical.

-¿Va a atender y estar callada, señorita? -inquiere, agachando la cabeza para mirarme por encima de sus gafas redondas, haciendo que éstas se resbalen hasta la punta de su nariz.

-Sí, chef -respondo, irguiéndome levemente mientras asiento con un movimiento de la cabeza.

-¿Perdona? -Me reprimo el "Te perdono" que estoy a punto de decirle, manteniéndolo en mi garganta -¿Ha dicho usted algo?

-No, señor -contesto e, inmediatamente, camino hasta mi sitio a paso rápido y ágil, esquivando las miradas penetrantes de mis compañeros, curiosos por el hecho de haber estado hablando con Manuel, e imaginando en sus morbosas mentes que podría haber pasado en el pasillo

-¿Tengo monos en la cara o es que soy más guapa que cuando me he ido? -le pregunto a un grupo que me mira como si me fuera a dar un ataque epiléptico en cualquier momento, dichas chicas, continúan cuchicheando sentadas a unos asientos más atrás de mi lugar, casi en la esquina de la clase, y con ello, lejos de la observadora mirada de Tosca.

-Creo que es la segunda -afirma en un susurro Eva, inclinándose hacia la izquierda para que el amargado que nos enseña matemáticas no nos oiga, aunque es bastante difícil por el mero hecho de que mi mejor amiga no sabe disimular unas leves carcajadas.

-Ya, es que mi belleza aumenta en cada minuto de mi vida -digo, riéndome mientras me aparto el cabello del hombro de forma dramática.

-No te lo tengas tan creído, preciosa -interfiere una voz masculina tras de mí.

Rápidamente, me giro hacia donde provenía esa voz, terminando en una venenosa pelea de miradas con Manuel, que, sin que me dé cuenta, se ha adentrado en la clase y sentado en su lugar.

-Cállate, imb...

-El vídeo -me interrumpe en un susurro para que solo yo le oiga. En vez de responder, convenciéndome mentalmente de que no es digno de ello, me giro sobre mi asiento hasta terminar mirando hacia la pizarra. No quiero darle el gustazo a Tosca de volver a echarme de clase pero, para mi sorpresa, al analizar lo que hay escrito en tiza sobre el verde oscuro, veo que ahora estamos en Historia, y hoy toca aprendernos parte de la segunda guerra mundial y no sé qué nazis. Para qué, si nadie les conoce. (N/A: nótese la ironía al decir que nadie les conoce.)

(...)

Llego a mi casa después del colegio en el Ford color azul metálico de mi hermano, el cual, al atravesar el marco de la puerta principal, se gira y posa sus manos en mis hombros.

-¿De qué hablabas con Manuel Peña hoy? -me pregunta, clavándome sus ojos verdes.

-¿Te interesa? -le cuestiono bufando. ¿Qué clase de emboscada es ésta?

-Sí -dice apretando su agarre-. Como te haga algo...

-Eh eh eh -le digo alzando las dos manos- Llama al sobre protector que llevas dentro y dile que no tiene nada que sobre proteger -le aclaro, mostrándole mis palmas en signo de inocencia. Pues claro que no le voy a contar nada sobre el anuncio. Ya me molestaba de por sí que Peña lo hubiese descubierto, no iba a permitir que ese vídeo se convirtiese en un secreto a voces contándoselo a Marco.

Actuando para él [APE #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora