Capítulo II : Volviendo a Caminar

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Noviembre - 22 - 2012

En el lugar donde nací no ha sido el mismo estos últimos días, el sol no brilla con frecuencia, los días se han tornado fríos y sombríos al igual que cada habitante en estos alrededores, se han vuelto tan escalofriantes que me estremecen la piel el simple hecho de verles a los ojos; he vuelto a escribir en este diario luego de tanto tiempo porque presiento que algo anda mal. En la escuela los estudiantes no salen al patio, los pasillos están siempre vacíos, al menos es lo que parece, aun así vivo precavido y en desasosiego, quizás el infame ser que acosa a los alumnos y profesores a regresado. Espero estar equivocado.


Diciembre - 6 - 2012

Ayer en el politécnico salí al baño sin permiso, cuando estaba de camino me encontré con Mr. Lora el encargado de disciplina de la escuela, un hombre delgado, con un semblante serio. quien empezó a hacer preguntas:

-¿A dónde va? ¿Qué hace fuera del aula? ¿Y su permiso?

-No tengo permiso - le dije de forma jocosa.

-Vaya, regrese a su aula - dijo mientras empujaba mi hombro, estaba nervioso y apresurado. Me volví al aula y el profesor me miró fijo a los ojos como si buscara algo en ellos, como si tratara de incorporarse en mi cerebro a través de ellos, tome asiento y voltee la cara hacia el otro lado, tratando de evitar esa constante mirada perturbadora.

Salí al recreo junto a Michel una de mi compañeras. Las demás personas que salieron se podían contar en una mano, estos estaban pálidos y turbios, se quedaban mirando fijo con ojos despiadados y como si nos quisieran arrancar el pellejo. Michel comenzó a ponerse nerviosa y me pedía que volviéramos al aula, la escuche ya que también estaba algo incomodo.

Al regresarnos me detiene un desconocido para saber dónde estaba la cafetería, Michel siguió y me dejó atrás, observe que su pantalón estaba manchado de sangre en su entre piernas, al parecer se encontraba en su días. Mire disimuladamente el panorama procurando que nadie más la estuviese viendo. Y una de esas lívidas y cadavéricas personas que estaban en el patio, la observaba con codicia, cada segundo se le dilataban más y más los ojos hasta que corrió tras de ella con el propósito de derribarla. Supe que era así al ver la velocidad que tomaba y la forma en que la miraba, era eso o violarla.

Le estorbe el paso con el pie antes de que llegara a ella, por lo que cayó al suelo y vi sus ojos rojos como el carmesí y penetrantes como daga al pecho. Le di a Michel mi suéter y le hable solo sobre su pantalón.

Con esto llegó la curiosidad, el desconcierto en mí provocando que al sonar la campana de fin de receso saliera otra vez al patio a conversar con aquellas terroríficas personas del pasillo, pero ya se habían marchado. Mr. Lora apareció detrás de mí, tragué en seco al escuchar su voz diciendo - Acompáñeme a la oficina de orientación- ¿orientación, yo? ¿Por qué? realizó una seña con el dedo haciéndolo girar mientras apuntaba hacia arriba y haciendo un sonido (parecido a un aspersor de agua) y lo seguí.

En la oficina de orientación la señorita Elisabeth decía estar muy contenta de verme. Estuve confundido porque no entendía nada. Elisabeth al ver mi rostro perturbado procedió a explicarme lo que sucedía:

-Veras, Los días en la escuela son oscuros y tenebrosos desde hace un tiempo y solo tú tienes la culpa de esto. Deberás ayudarnos a saber qué está pasando.

-¿Por que yo? ¿Que tengo ver?

-Por sus supuestas buenas acciones y tu impetuosa venganza dejaste esta institución al descubierto y desde tu día de ajusticiamiento de cuentas el politécnico es un castillo del terror.

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⏰ Última actualización: Aug 11, 2016 ⏰

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