Capítulo 11 (Widney).

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Cuando empecé a preguntarme si acabaría haciéndome sangre en la yema del dedo pulgar de tanto mordérmela, sonó el timbre.

Había estado enviando mensajes, atracando la nevera para picar esto y lo otro y escuchando canciones de The Black Keys a un volumen considerable, bailando y brincando alegremente en la privacidad que me otorgaba mi casa, completamente vacía excepto por mí y mi gata, Candy, a la cual... Oh, sí, tenía que darle de comer.

No hacía mucho desde que Jhonny se había ido, o eso me parecía a mí, y después de "ayudarle como buena psicóloga (y amiga) que era" había decidido relajarme. Cuando se había ido, decidido después de acabarse su gofre, yo había sonreído al verlo cerrar la puerta tras él. Sin embargo, sentía franjas de niebla invadiéndome, filtrándose entre mis pensamientos e inundándome de preocupación. ¿Estaría bien mi chico? Decidí no pensar en ello, como acabo haciendo en lo referente con muchísimas cosas, y encender la mini cadena que teníamos en el comedor e introducir un disco que contenía algunas de mis canciones favoritas.

En ese momento es cuando empieza todo ese rollo del baile que he mencionado antes. Seguía contestando mensajes y más mensajes (cuando se es la psicóloga oficial de un instituto es imposible tener una vida tranquila, por mucho que no te paguen) mientras sonaba la música, mientras se me colaba en la piel y circulaba a toda velocidad por mis venas, extendiéndose por todo mi cuerpo y poseyéndome por completo. Ni siquiera paré de mover las caderas y de hacer algún que otro movimiento brusco con el resto del cuerpo mientras le servía la comida a Candy.

Fue cuando esa canción tan marchosa estaba acabando cuando me permití recuperar el aliento, entrando en el comedor. El momento parecía completamente planeado, la verdad, porque justamente cuando pasé al lado de la mesilla donde había dejado mi móvil, éste sonó. El nombre del chico por el que estaba tan preocupada y una foto en la que se nos podía ver a él y a mí sonriendo a la cámara (él como un tonto, como siempre, y yo perfecta, como siempre también) aparecieron en la pantalla, acompañados por el tono de llamada.

Fue una conversación corta, pero que logró que los nervios me calaran hasta la médula... La médula ósea. Así que me pasé la espera dando vueltas por mi casa como un tigre enjaulado y escuchando She's long gone, a su principio lento y melancólico, y luego también a ese sonido fuerte y firme de la guitarra de Dan Auerbach que se iba abriendo paso entre la calma inicial de la canción. Escuchando todo eso fue cómo me comí la cabeza, cómo estuve a punto de romper algún que otro jarrón. Maldito Jhonny.

Así que sí, como estaréis imaginando, acabo de abalanzarme sobre la puerta tras oír el timbre. Cojo el comunicador y abro a Jhonny, esperándolo en el umbral de mi casa con la puerta abierta.

♫<< She's long, long gone

she's long gone like

Moses through the corn. >>

Las últimas notas de la canción suenan, y cuando veo el cuerpo de Jhonny asomarse por las escaleras corro a bajar la voz, percatándome casi inconscientemente de que Strange Times ha empezado a sonar, extendiéndose como un susurro por toda la casa y dándole a ésta un toque íntimo.

En lo primero en lo que me fijo nada más ver a Jhonny, es en sus ojos. Esos ojos azules que cuando Bridget y él empezaron a salir tenían un brillo, un brillo que nunca antes había visto que lo tuviesen, ahora se mostraban rojos, irritados, de haber llorado como si no hubiese un mañana, y apagados, totalmente apagados.

Corro a abrazarlo mientras éste rompe a llorar de nuevo y yo le doy pequeños golpes en la espalda, que son como caricias, caricias hacia alguien que desde hace años lo quiero como a un hermano, y nunca como algo más. Jhonny era el chico que toda chica quería: Rubio, ojos azules, algo peculiar, y a pesar de que su piel no fuese del todo morena, tenía algo de color, aunque cuando daba puñetazos contra paredes, mesas, farolas, y otros objetivos duros, los nudillos le empezaban a sangrar sin cesarle (así se desahogaba él. ¿Qué hacemos la mayoría de chicas para desahogarnos? Llorar o "gritarle a la almohada". Pues no, Jhonny tenía que darle puñetazos a TODO lo que fuese duro como si de un saco de boxeo se tratase, hasta que un día se destroce los nudillos, pero a él no le importa, al muy subnormal) y es por eso por lo que necesita a Bridget, a la persona que le ama incondicionalmente, y que le calma los enojos con un simple beso. Bridget era como un ángel para Jhonny.

Después de haberse calmado un poco, nos sentamos en mi cama, y mientras él tiene su cabeza apoyada en mi regazo, yo le acaricio el cabello.

- He perdido a Bridget, Widney. No me lo va a perdonar nunca - dice, sorbiendo por la nariz.

- Verás como sí. Si de verdad te ama, no podrá vivir sin ti, y ella te ama, al igual que tú a ella - le digo en un susurro.

- No se lo debería de haber dicho, ahora todo se ha echado a perder por mi puta culpa.

- Has hecho bien en decírselo, de un momento para otro lo hubiese sabido, y posiblemente no por ti. Más vale así.

- Gracias, Widney, no sé que haría sin ti - dice, mirándome ahora fijamente a los ojos, y cuando menos me lo espero, acaricia suavemente mis labios con los suyos. No es un beso apasionado, ha sido un simple pico.

Cuando nos separamos, puedo ver que tiene los ojos llenos de lágrimas.

- Lo siento, Widney. Por un momento la vi a ella reflejada en ti... - dice, empezando de nuevo a caer las lágrimas por su rostro.

- Shh, tranquilo, cielo. Nada de esto ha pasado - lo tranquilizo, y le doy un beso en la frente.

Jamás vería a Jhonny como algo que no fuese como a un hermano. Es guapo, sí, el sueño de toda chica, ya lo he dicho, y pensaréis: "¡Es rubio con ojos azules, tía! ¡Es perfecto!" Sí, es perfecto, pero yo a él no le tengo amor, le tengo cariño, un cariño fraterno, y sí, lo daría absolutamente todo por ver sonreír a este imbécil.

En menos de diez minutos, veo que Jhonny se ha quedado dormido en mi regazo, y yo soy la siguiente en caer.

Abro los ojos y veo que Jhonny ya no está, y me encuentro una nota en la mesita de noche: « ¡Hola, dormilona! Me he tenido que ir ya que se estaba haciendo tarde. Gracias por todo, en serio. No sé qué haría sin ti. Te quiero, idiota, y lo sabes.♡ » Ese último comentario me hace sonreír... Yo también te quiero, imbécil.

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¡Hoooola! ♥

Lo sé, lo sé, me he retrasado, lo siento, pero es que se me ha ido la pinza (como de costumbre, pero no viene al caso), pero ya está aquí.

Espero que os guste.

Nos veremos, hasta el ∞ y + ➝.

¡Buenas noches! 💕

Aᴅʜ & Cʀɪs 💕 🐦


♡ Todos somos únicos. Tú eres único. ♡ #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora