Primavera (1)

69 0 1
                                    

La cafetería estaba más llena que de costumbre, el inicio de temporada había hecho que todos los lugares se volvieran más concurridos. Había escogido un mal día para comer fuera de casa, la gente lo inquietaba, sus voces, sus caras... Era un infierno tener que convivir con los demás.

Trató de ignorar a los demás, se refugió en su café y el postre de chocolate.

Era su último día de vacaciones, tenía que aprovecharlo, pero no sabía como. Hace mucho que no salia de su caparazón, pero algo le decía que era hora.

Uno de los pocos amigos con los que todavía tenia contacto, iba a hacer una reunión y lo había invitado.

El debate mental entre ir o no ir llevaba en su cabeza dos días, le revolvía el estómago el pensar en tener contacto con personas voluntariamente. Sin embargo el café término de reforzar las ganas de romper la rutina.

Salió de la cafetería con el tiempo exacto, cogió un taxi, tuvo que repetirle al conductor tres veces hacia donde se dirigía, sus nervios lo hacían tragarse las palabras y temblar de sobremanera.

Tardó 5 minutos en decidirse a tocar la puerta. No entendía muy bien el por qué pero lo intimidaba, como si al otro lado del umbral se encontrara su peor pesadilla. Cuando por fin llamó a la puerta, la respuesta fue casi inmediata. Nick abrió, el chico inspiraba seguridad con su mirada, sus ojos verdes aceitunados creaban confianza, tal vez fue por eso que alguna vez logró comunicarse con él.

-¡Viniste!, maravilloso
-Sí, acá estoy - sonó estúpido, pero no se le ocurría nada para decir.
- Pasa, estamos jugando cartas, no hay tiempo para presentaciones, así que tendrás que ir conociéndolos por el camino - le dijó con un tono burlesco

Saludo en general para las siete personas que allí se encontraban, incluyendo a Nick. Todos respondieron al unísono. Se sentó en el sofá, al lado de una chica de tez pálida, no le prestó mucha atención hasta que hizo una algarabía por haber ganado la partida. Una vez hubo terminado el juego, lo invitaron a unirse a la siguiente partida.

- No sé jugar
- Puedes intentarlo - respondió la chica a su lado
- Sí, sí quieres mira una partida y te unes después de haberlo entendido - la propuesta fue de un chico moreno, de aspecto fornido y duro, parecía ser bastante tosco, por eso lo sorprendió la amabilidad en su voz
- Sí, supongo que sí, gracias
- Esa es la actitud -sonrió Nick, al ver el nuevo impulso de aceptación de su amigo.

La partida empezó, y mientras, él, trataba de prestar detallada atención a todos los movimientos. Pero la concentración sólo duro dos minutos, empezó a sentirse raro, intimidado. Perdió tanto la noción de si mismo y de lo que le sucedía, que no sintió como la sangre se le escapaba de las mejillas y su cuerpo empezaba a sudar.

- ¿ Te encuentras bien?- preguntó Nick que recién se había percatado de su aspecto. Volvió en si ante la pregunta, se percató de su estado y de como se debería estar viendo. Volteo a mirar a los demás, que ahora lo observaban con rostros de preocupación.

-Sí, sí, estoy bien, supongo que sólo necesitó algo de aire fresco
- ¿Quieres subir a la terraza?- ofreció el anfitrión, mientras los demás volvían a sus asuntos del juego
- Sí, gracias - contestó aliviado al pensar que podría estar sólo por un rato.

Siguió a Nick por el corredor y subieron las escaleras. La casa de Nick era bastante linda y espaciosa. Después de subir al segundo piso, Nick lo guió a través de un largo corredor que terminaba en unas escaleras.

-¿Te acompaño?
-No, gracias, estaré bien

Nick asintió y se fue de vuelta al salón.
Subió con tranquilidad, se sentía aliviado de volver a estar sólo. Cuando entró en la azotea, lo recibió un frío abrumador, pero no le incomodó, de hecho, lo único que cambio al entrar fue el silencio, empezó a escuchar las débiles notas de algún instrumento. Desvió la mirada hacia el sitio de donde provenía el sonido, era al borde de  la cornisa, un cuerpo pequeño se dibujaba, pero la oscuridad no lo dejaba ver bien. Se acercó, para ver mejor.

Una vez estuvo cerca pudo darse cuenta del origen, esa fue la primera vez que la vio...


Flores MarchitasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora