Capitulo 1 Él comienzo de la maldición.

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— ¡Muere maldito! - grito un peli plateado con pequeñas orejitas blancas sobre su cabeza haciendo juego con sus hermosos ojos color ámbar.

Una flecha con destello morado, un boomerang y un látigo verde acompaño el ataque de la espada de aquel ser de cabellos plateados dando de lleno a su enemigo sin darle oportunidad alguna.

— ¡No! - soltó un alarido antes de desaparecer de la faz de la tierra dejando ver un destello violeta con negro cayendo al suelo.

—La perla, recógela Kagome. - ordenó otro peli plata de voz más profunda.

— ¡No! — Gritó alguien a sus espaldas haciéndolos girar — Esa perla está muy contaminada. Yo me encargo. - una segunda sacerdotisa pero esta faltaba de vida en su cuerpo y al tocar la perla esta despidió brillo negro y el rodeo a todos, dejando a Sango y a Miroku afuera, una voz seca se oyó.

—Los maldigo Tu yōkai te vas a enamorar de la especie a la que más odias, y tu hanyō pagarás por lo que has hecho procrear vida no podrás, kitsune a tus padres regresar nunca verás, Miko de barro tu quedarás vagando en este mundo destinada a recolectar almas para no morir, Miko del futuro tu no podrás regresar a tu época y te enamoraras de alguien que nunca en su pasado te quiso.

Dicho esto el destello negro desapareció dejando a la perla en su color normal, morado.

— ¿Qué fue todo eso? – preguntó una sacerdotisa de ropas extrañas proveniente del futuro.

—Si serás tonta niña, es que acaso ¿no escuchaste? nos maldijo. – espetó un peli plata de ropas rojas muy furioso.

La azabache frunció el seño pero no dijo nada estaba sumida en sus pensamientos, todo le daba vueltas, mucha información, eso de no volver a ver a su familia nunca más la tenia preocupada; tan perdida estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta de que sus amigos ya habían emprendido camino hacia la aldea.

— Kagome, si no te apuras de dejamos. – gritó Inuyasha estaba enojado, de eso no cabía duda.

Kagome suspiró resignada y comenzó a caminar y después corrió hasta quedar atrás de sus amigos.

"¿porque Kami me odiará tanto? Primero la perla rota en mil fragmentos, luego un amor no correspondido, ahora la maldición definitivamente algo debí haber hecho en mi vida pasada para merecer esto." Sin pensarlo una imagen de Kikyo llegó a su mente "estúpida Kikyo."

Al ir sumida en sus pensamientos se había quedado nuevamente lejos de sus amigos y a escasos centímetros del yōkai que me miraba con un extraño brillo en los ojos, por unos segundos me perdí en sus profundos ojos color ámbar tan frío y tan cálido a la vez...

Reaccione al instante gracias a que sentí que me abrazada Rin, sus pequeños ojos denotaban preocupación tras de ella se encontraba Shippo con sus pequeños ojos llorosos sin soltar a Rin me acerqué a mi pequeño y los abrace —. Tranquilos mis niños todo está bien. – Kagome daba pequeñas palmaditas en la espalda de los infantes.

Toda aquella escena había pasado frente a un yōkai que les miraba atentamente, ya no había rastro del grupo de sus amigos, se levantó tomado las manos de los niños y comenzó a caminar con dirección a la aldea, al notar que sólo tres emprendían la caminata se detuvo, giró un poco y miró al yōkai que no se había movido ni un centímetro.

— ¿Nos acompañas? – preguntó sin pensar no obtuvo respuesta alguna pero al ver que poco se acercaba a ellos una tímida sonrisa apareció en su rostro junto a un leve sonrojo, sin darle mayor importancia se giró y comenzó a caminar hasta la aldea.

La maldición de Magatsuhi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora