Capítulo 2

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Comenzó a despertar, teniendo presente lo que pasó antes de desmayarse, comenzó a ponerse nerviosa él había estado ahí, él la había salvado.

Lo último que recuerdo antes de desmayarme fue haber pronunciado el nombre de la persona a la cual amo después de eso todo se volvió oscuro.

— Kagome. –susurraron pero no veía a nadie.

— ¿Quien anda ahí? –pregunte pero esa voz siguió llamándome.

—Kagome – volví a escuchar y de la oscuridad pude visualizar una silueta que nunca en mi vida había visto pero su voz, por una extraña razón, me parecía conocida.

— ¿Te conozco? – hablé temblando, estaba un poco asustada ya que la silueta se acercaba lentamente hacía mi dirección

— Tal vez dímelo tu Kagome. – fue lo único que dijo pero aun no lograba verlo tan claro como para descifrar quien es y la verdad, debo admitir, que cuando dijo mi nombre un escalo frío recorrió toda mi espina dorsal

— ¿C-cómo te llamas? – volví a preguntar.

La silueta caminó hasta mí y cuando es tuvo total mente fuera de la oscuridad tenía una capa que cubría su rostro y no me permitía verlo.

— Oh pero mira mi falta de modales mi nombre es—carraspeo—: Magatsuhi. –soltó por fin aquel ser.

"Ese nombre yo lo he escuchado en alguna parte"

-Mientras tanto-

Lanzando un ataque a aquel idiota de Sesshomaru pero para mí desgracia este se desvío e iba directo a Kagome, ella no se movió y comencé a alterarme.

— ¡Ah! – Escuche su grito y en ese momento pensé lo peor pero luego me doy cuenta que el idiota de Sesshomaru la tiene en sus brazos una parte de mi le agradeció por haberla salvado, caminé hacia ella ignorando la mirada de Sesshomaru y cuando la dejó en el suelo ella se quejó y calló inconsciente.

— ¡Kagome! -grite y cuando la iba a tocar la bestia se hizo presente en él y salió de ahí con un brinco hacía la copa del árbol con ella en sus brazos.

Yo me quedé en la parte de abajo y comienzo a reclamarle al bastardo por el beso que le dio a Kagome.

— Sesshomaru imbécil como te atreves a besar a Kagome. - le grite con toda mi furia quería matarlo y mandarlo al infierno por haber besado a mí Kagome.

— Hump. -fue lo único que dijo cosa que me enojó aun más.

— Maldito imbécil me las pagaras por haberla besado, ella es mía. –sin pensarlo me lance hacia él para atacarlo con mis "Hijin Tessô"* pero para mí desgracia él las esquivó.

— Hanyou estúpido en realidad crees que yo el Gran Sesshomaru hijo del Gran Inu no Taisho Lord de las tierras del oeste, respetado y temido por muchos se va a fijar en una estúpida humana débil e inferior a este, si serás estúpido. –habló el muy imbécil y lo que dijo me molesto mucho ya que no quería que Kagome sufriera por amor otra vez

— ¡maldito, te matare! - grite pero un olor a agua salada me detiene miro así donde estaba Kagome y ella estaba llorando por lo que de inmediato me di cuenta que ella había escuchado todo

— Kagome. –susurré y miro como ella se pone de píe y se va corriendo como si no hubiera un mañana miro de reojo al causante de todo esto y solo gira sobre sí mismo para volverse una esfera de luz e irse en dirección contraria a ella.

∆-∆-∆

Llevaba corriendo horas, lloraba y maldecía sin parar sin previó avisó tropezó con una piedra que le hizo llegar al pisó, sentía como en su interior algo se estrujaba y se rompía poco a poco sin poder contener el dolor y odio que su alma poseía en ese momento y sin pensar si era escuchada o no gritó, gritó a los cuatro vientos, con todas sus fuerzas — ¡Yōkai estúpido! —Al recuperar el aliento una extraña luz morada con tintes negros le cubrió, en su mente un montón de imágenes pasaban como si de una extraña película se tratara, un dolor inmenso le cubrió todo el cuerpo obligándole a caer nuevamente en la inconsciencia.

Desde lo lejos un yōkai observaba a la joven Miko derramar sus lágrimas su interior era un caos maldecía su boca y estúpido orgullo, mismo que no le permitía acercarse en ese momento, de la nada una luz morada con destellos oscuros envolvió a la joven frente a sus ojos al ir menguando dejo paso a una joven Daiyōkai de tez pálida, con su cuerpo bien dotado y su cabello más largo y con mechones plateados, en su interior se debatía entre acercarse o no, mas su orgullo no fue más fuerte que su deseo por ver de cerca a la ex-Miko, salió de sus pensamientos al sentir la presencia de su inoportuno hermano y su grupo que se acercaban hacia donde ellos se encontraban, sin más que hacer ahí se giro para marcharse mientras en su interior algo se estrujaba al dejar a la joven sola más sabia que nada le pasaría pues a su alrededor se había formando un campo de fuerza y su grupo se encontraba a escasos minutos de distancia de su frágil cuerpo.

Inuyasha y su grupo gritaban el nombre de Kagome por todos lados en el bosque, todos estaban preocupados ya que hace rato se había ido corriendo y no había regresado a la aldea, el hanyō les había contado todo lo sucedido Sango estaba hecha una furia ya que se habían burlado de su mejor amiga casi hermana—Ese maldito.- dijo una Sango toda roja pero de la rabia.

— Ya cálmate Sanguito.- habló el monje haciendo un ademan con la mano tratando de tranquilizarla.

— Su excelencia como quiere que me calme después de que ese maldito se burlo de mi hermana. —Hizo una pausa para recuperar el aliento y luego continuó - ¡Aahh! ¡Esto es el colmo ya odio a los Taisho! - grito la Taijiya haciendo que Inuyasha pusiera mala cara.

—KEH.- fue lo que dijo Inuyasha para su defensa.

— ¡Definitivamente los Taisho son una plaga que yo personalmente me voy a en cargar de eliminar!

Inuyasha se le pusieron los pelos de tunta ante las palabras de su amiga.

— Cálmate Sango por favor, no hace falta ser extremistas. Este perrucho no vale la pena. - está vez quien hablo fue Shippo que había permanecido en silencio preocupado por su madre adoptiva.

— ¡No! Shippo no me pidas que me calme, si en el bosque se encuentra mi hermana llorando por un yōkai que se burlo de ella y para rematar es un Taisho, no los soporto. - respiro hondo para luego seguir con su discurso que desde hace tiempo quería descargar contra el peli-plata menor. —: ustedes son cortados con la misma tijera si fuiste tú Inuyasha jugaste con sus sentimientos y ahora este yōkai se burla de ella, ustedes son unos idiotas. -con esto terminó de hablar para montar en Kirara y adelantarse.

Continuaron caminando mientras el hanyō meditaba las palabras dichas por su amiga y tenía razón él había tratado a Kagome como algo desechable había sido un patán, continuó reprimiéndose hasta que una luz negra con destellos morados lo interrumpió. — ¿qué demonios fue eso?

— No lo sé pero tiene una presencia maligna, tengamos cuidado- advirtió el monje.

—Kagome. -susurró el Hanyou

Hijin Tessô: ¡Garras de acero! 

Gracias por leer, esperen el siguiente capítulo con ansias! 


La maldición de Magatsuhi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora