Siempre lo quise muerto. Siempre quise que muriera entre mis brazos. Siempre quise que esto pasara, y ahora que está ocurriendo... ¿por qué no puedo dejar de llorar? ¿Por qué no logro cesar mis gritos? ¿Por qué no quiero que te vayas? Te tengo entre mis brazos. Ambos estamos manchados de sangre, yo de la tuya por haber intentado detener la hemorragia y tú de la que brota de tu pecho sin cesar.
Mi rostro muestra tristeza, desesperación, miedo. No quiero perderte. Las lágrimas manan sin control de mis ojos. No quiero perderte. Mis labios dejan escapar vanos ruegos en forma de gritos que acaban ahogados en mi garganta. No quiero perderte. ¡Joder!
-Izaya, no te mueras -sollozo en voz baja.
Me mira. Llora, pero no parece deprimido. La boca de la que se le escapa sangre está curvada en una sonrisa. No es sarcástica ni soberbia, es una sonrisa sincera y triste. Jamás pensé que lo vería esbozarla. Acerca lentamente uno de sus temblorosos brazos a mi rostro. No me había dado cuenta de que estaba temblando como una hoja a punto de ser llevada lejos de su árbol por el viento hasta este momento.
-Shi... Shizu... Shizu-chan...
Tose sangre.
-No hables.
-Da... Da igual... yo... ya estoy sen.... sentenciado.
-¡No! ¡Deja que te lleve con Shinra!
-No podría... hacer nada... Yo... ya estoy... mu... muerto...
-No... Izaya, por favor, no digas esas cosas.
-Shizu... Shizu-chan... gracias... me alegro de... poder morir... entre tus bra... brazos... Te... Te quiero...
Su mano cae. No la aparta. Cae. Como si fuera un peso muerto. Sus ojos poco a poco se van cerrando. Su pulso se detiene con lentitud.
Ya no está.
Abrazo su cuerpo, frío e inerte, con fuerza y lloro sin consuelo.
Yo... no quería perderlo. No quería perder a Izaya por nada del mundo.♡*~*~*~*~*♡
Han pasado varios días. Ayer se celebró el funeral, pero no fui. Y me alegro de no hacerlo, porque al parecer fue un puto cachondeo. Joder, ¿no podría la gente fingir, al menos, que la muerte de Izaya no es lo mejor que les ha pasado nunca?
La muerte de Izaya... Esas palabras siguen pareciéndome tan irreales... Sigo sin ser capaz de creerlas. No. Sigo sin querer creérmelas, me niego a admitir que Izaya se ha ido para siempre.
Miro al cielo. Es el mismo de aquel día, aunque parece diferente. Tal vez he sido yo el que ha cambiado. Sí. En estos pocos días he cambiado, ya no soy el mismo de antes.
Me acerco al borde de la azotea. ¿Realmente voy a hacerlo? ¿Realmente quiero hacerlo? ¿Realmente podré hacerlo? No lo sé. No lo sé. No lo sé. Solo sé que mis piernas se mueven solas y me llevan hasta allí. Noto el viento golpearme violentamente. Veo las calles de Ikebukuro pequeñas desde aquí. Y, aún así, no tengo miedo.
Voy a saltar.
-¡No lo hagas!
Me giro alarmado, sin embargo, no hay nadie. Esa voz... Esa voz...
-¿Izaya? -logro articular comenzando a llorar sin poder evitarlo.
-¡Shizu-chan! ¡Esta no es la solución!
-¿D-Dónde estás?
Noto un viento gélido arroparme. Fuerzo un poco la vista y logro verlo. Logro ver a Izaya.
-No quiero que te mueras.
Intento tocarlo, acariciarlo de nuevo, pero la zona que trato de sentir se evapora sin remedio.
-No puedes tocarme -me dice-, porque ya no formo parte de este mundo.
-Izaya... no quiero perderte... no puedo deshacerme de estas ganas de volver a estar contigo...
-Shizu-chan, no me has perdido, porque nunca voy a alejarme de tu lado.
Vuelve a esbozar esa sonrisa.
-Izaya...
-Te quiero, Shizu-chan.
Y desaparece otra vez.
Caigo al suelo de rodillas. Ya no puedo controlar mi llanto, simplemente dejo que las lágrimas fluyan de mis ojos. Siento un dolor extraño que me oprime el pecho.
-Estúpido Izaya... ¿Cómo puedo quererte tanto si me haces esto? ¿Cómo soy capaz de amarte si me haces sentir este dolor?
Experimento por un momento ese viento gélido en mis labios. No sé si lo he imaginado o si ha sido real, pero me hace sonreír levemente y seguir llorando en silencio. Maldición. ¿Por qué estoy tan feliz? Ni siquiera sé si todo esto ha pasado de verdad.
Izaya, te quiero.