Introducción: Las hermanas Black

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-¿Estas seguro de esto?- preguntó la muchacha de veintitres años con aquel flameante cabello rojo.

Observó al hombre de traje frente a ella. Traía su cabello rubio ceniza muy corto, y literalmente empapado en gel para cabellos. Sus pequeños y brillantes ojos avellana la escaneaban de arriba a abajo, riendose de la mueca de asombro de su hija. Tomó aire, y dió un largo suspiro.

-Te he dicho que sí,seis veces, Claire. Algun día me iré, y ese día tu tendrás que tomar las riendas de este lugar. ¿Estarás dispuesta a hacerlo?- le dirigió una mirada paternal.

Claire lo pensó. Claro que lo estaría, el problema era que no estaba segura de si lo haría bien.

-Claro que sí- respondió rápidamente-,pero, ¿lo haré bien? No quisiera defraudarte.-murmuró con pena.

-Y te aseguro que no lo harás nena, además, siempre tendrás a Blair o a Clayton cerca para ayudarte-señaló Chris, Claire sonrió al recordar a los hermanos McCornac, los ayudantes de su padre.- Entonces qué dices, princesa, ¿aceptas?-preguntó a su hija, extendiendo su mano hacia ella.

Ella lo pensó nuevamente, tomó la mano que su padre le ofreció, y con voz clara y firme dijo:-Acepto.

-xxx-

Una castaña de diesciseis años corría por las calles de L.A. como si su vida dependiera de ello, porque lo hacía.

Se tomó un segundo para girar su cuello hacia atrás, el enorme sujeto que la perseguía ya se encontraba a solo un par de metros de ella.
Maldijo entre dientes furiosa y tomó otra calle, adentrandose en un callejón. Corrió hacia la escalera,que lleva a la azotea,y subió rápidamente.

El hombre la imitó, pero ella no volvió a voltearse para mirarlo hasta que sintió su mano aferrandose alrededor de su tobillo derecho. Movió su pierna de un lado a otro desesperada, pero el hombre no la soltaba.

«Claire me matará si se entera de esto»pensó, para luego posar sus manos unos cuantos tubos más abajo y, olvidando que estaba colgando de una escalera al aire libre de un edificio jodidamente alto, bajó su otra pierna de la baranda,su cuerpo colgando, pateó la cara del tipo, haciendo que este la soltara y cayera al suelo en un golpe seco.

Sonrió aliviada, volvió a subir los pies a los tubos y siguió subiendo, hasta desaparecer de la vista del hombre casi inconciente en el suelo.
-xxx-

-Eres horrenda, enana. ¿Por qué no te suicidas y nos das el placer de dejar de ver tu horrenda cara?-preguntó malicioso,el pequeño niño mientras caminaba detrás de la niña de siete años; pero Cassie Black ni siquiera se inmuto, lo que hizo que el niño se enfadara-¿Por qué no respondes tonta? ¿Es por qué quieres llorar? No me sorprendería, eres tan inútil y fea que nadie querría ser tú- siguió el niño. Pero a Cassie ni siquiera le molestaba, a lo largo de su corta vida había aprendido a ignorarlo, el niño solo era un necesitado de atención. El niño se enfureció, no le gustaba que lo ignorara, lo hacia ver tonto.- ¿Por qué no vas a llorar con tu mami, enana?...¡Oh, cierto! Olvide que tu madre esta muerta, pero que alivio debe tener, ¿no? Esta lo sufientemente alejada de ti para estar feliz, si estuviera viva se suicidaría para no ver tu asqueroso rostro, ¡niña huerfana!

Cassie paró en seco. Eso le había dolido más de lo que debería.

El niño sonrió diabolicamente, había conseguido lastimarla. Pero su sonrisa se fue rápidamente al ver a la pequeña Cassie darse vuelta y golpear su nariz con su puño extremadamente fuerte.

-Hijo de perra.-murmuró furiosa.

Un pequeño flashback paso por la mente de la niña, recordandole la escena en la que volvía a tener cinco años y había encontrado el cuerpo de su madre sin vida.
Dió media vuelta y, con los ojos llenos de lágrimas, camino hacia la salida de la primaria Gardens, dejando atrás a miles de ojos curiosos, muecas de asombro y un pequeño niño con la nariz sangrando y levemente torcida, apuntando a la izquierda.

Creciendo en la MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora