Cuatro

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CAPITULO EDITADO

El avión aterrizó tras unas 18 horas de vuelo, en las que la mayor parte de ellas las pasé durmiendo en ese incomodo asiento.
Mamá y papá estaban realmente emocionados aunque yo no compartía su emoción.

Nunca pensé que este traslado significara tanto para ellos. Podría incluso afirmar que están más ilusionados que cuando tomé mi primera comunión; y os preguntareis, ¿tanto interés en tomar la primera comunión? Pues si, simplemente por el hecho de las apariencias, yo no era partidaria de tomarla pero papá siempre me decía que debía de hacerlo por la familia y su puesto social. Y así fue como yo, Lisa Sofía Evans, terminé tomando mi primera comunión.

Al salir del aeropuerto, un taxi nos esperaba en la puerta de éste, para llevarnos a casa.

Estaba realmente nerviosa, todo parecía tan irreal; casa nueva, vecinos nuevos, compañeros de clase nuevos y lo peor, la incertidumbre de no saber nada de Jack en los últimos 10 años.
Nunca jamás había imaginado semejante cambio en mi vida.

El taxi se detuvo delante de unas puertas enormes de hierro, puertas que daban paso a la urbanización donde se encontraba mi nueva casa.
Al instante, las puertas se abrieron dejandonos entrar.

Mis nervios aumentaban a cada segundo, mi respiración era agitada y las palmas de mis manos sudaban sin control. Yo entera era completamente un manojo de nervios.

El taxi aparcó frente a una gran casa blanca, más bien enorme. Bajé junto con mis padres y entramos en ella; por dentro era realmente hermosa.

-Lisa hija ve a tu cuarto y a cambiarte de ropa para la comida con los Johnson.- me dijo papá. Y si, papá me había hecho elegir mi cuarto antes, por lo que ya sabia donde quedaba.

-Claro, ya voy.- la idea de ir a cenar no me entusiasmaba pero no tenía opción.

Me cambié por un conjunto más elegante, por así decirlo.

Cuando bajé mis papás estaban esperandome en la entrada, con sus perfectas sonrisas ya en sus rostros.

Cruzamos a la casa vecina y mi papá toco el timbre; rápidamente nos abrió la puerta una mujer de la edad de mamá más o menos.

-¡Marie, cuanto tiempo!- se dirigió la mujer a mamá.

-¡Jess, que alegría de volver a vernos!- nose que habían hecho con la amargada e insoportable de mi mamá pero parecía otra persona.- ¡Dame un abrazo anda!- y las dos se fundieron en un cálido abrazo.

-Qué grande estás Lisa, cambiaste tanto en estos 10 años, ¡estas hermosa!- me dijo Jess, obviamente que había cambiado, por suerte, ya no era la niña pequeña que corría a los brazos de su mamá cuando Jack se metía con sus vestidos o complementos. Hablando de Jack, moría de ganas de verlo, la incertidumbre me comía por dentro.

-Gracias señora Johnson.

-Oh, vamos hija llámame Jess.

-De acuerdo.- Sonreí tímida. Jess era muy simpática y a simple vista podría decir que se cuidaba muy bien.

-Vamos al salón, ahí esta Robert.- volvió a hablar Jess.

Supuse que Robert sería el señor Johnson, ya que su único hijo era Jack y no lo había mencionado aún.

-¡Gale,- así se llamaba mi papá.- Marie, oh y la ya no tan niña Lisa!- más cumplidos a los que no pude evitar sonrojarme nuevamente.- ¡Cuanto pasó desde la última vez que nos vimos!

-¡Casi ni cambiaste Robert!- comentó mamá.

-Ya ves Marie, sigo igual de joven.- rió.

-¿Y Jack? ¿Donde se encuentra?- preguntó esta vez papá y sinceramente, me alegró que lo preguntara, pues yo también quería saber.

-Oh, Jack está terminado de arreglarse, acababa de llegar de jugar a baloncesto con sus amigos cuando justo llegábais.- contestó Jess.

-Bueno sentaros mientras lo esperamos.- dijo el señor Johnson mientras señalaba el gigantesco sofá color beige del salón.- este muchacho por más que le decimos, siempre llega tarde.- todos los de la sala reímos por su comentario.

Nos sentamos como el señor Johnson o Robert, como quería que le llamasemos, nos indicó. Mamá charlaba animadamente con Jess, mientras papá y Robert hablaban de fútbol.
Llevabamos como 10 minutos y yo necesitaba urgentemente ir al baño, no me debía de haber tomado la botella de agua de litro y medio por el camino. Me daba vergüenza preguntar por el baño, pero si no lo hacía podría orinarme encima y eso si que no.

-Jess- dije casi en un susurro.

-Dime, cariño ¿deseas algo?- sonreí tímidamente y comence a hablar de nuevo.

-¿Podrías indicarme donde esta el baño?- de nuevo el rubor subió a mis mejillas.

-¡Claro!, sube las escaleras y es la segunda puerta a la izquierda.

-Gracias.

-No es nada.- sonrió.

Subí con paso firme hacia donde me había indicado Jess. La casa era preciosa, paredes blancas con cuadros y otros adornos, era muy espaciosa.

Me dirigí hacia el baño, hice mis necesidades y bajé.

Cuando entré al salón mis papás y los señores Johnson, ya estaban sentados en la mesa; incluido Jack.

Nos miramos durante unos segundos, que para mi fueron como años y rápidamente el me saludó.

-Hola Lisa.- Solo dijo eso, ni un ¿que tal? ni un ¿como te ha ido? Absolutamente nada de nada.

-Hola Jack, es un gusto volver a verte después de tanto tiempo.- dije amable por dar una buena impresión frente a mis papás y sobre todo ante Jess y Robert.

Él estaba alto, comparado conmigo se veía como un chico altísimo, tan rubio como recordaba y con sus preciosos ojos color azul que hipnotizaban a cualquiera. También tenía dos pendientes como pequeños diamantes.

-Sí, un gusto.- volvió a decir lo más seco y fríamente posible. Parecía como que mi presencia le molestara y era algo que no entendía, pues si mal no recuerdo, papá me dijo que Jack tenia muchas ganas de volver a verme. O simplemente había sido una estrategia de papá para que me convenciera un poco de venir y no protestara tanto.

Tras ese incomodo momento, me senté en la mesa, y para mi suerte o desgracia mi sito estaba justo al lado de Jack. A decir verdad, nunca hubiera imaginado que Jack cambiaría tanto. Casi lo prefería como un pesado, al igual que de niño.

Ambos nos mantuvimos en silencio durante la cena, cosa que la incomodó aun más; todo lo contrario a los adultos, ellos conversaban muy alegre y amistosamente.


In The Dark | jack jDonde viven las historias. Descúbrelo ahora