Decisiones precipitadas

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Himawari lo veía embelesada escondida entre los matorrales. Shikadai dormía, o fingía estarlo, sobre el césped de una pradera cercana a su casa. Ella había ido en busca de su hermano, pero en el camino visualizo una silueta más interesante.

Himawari tenía las mejillas sonrosadas. Se debatía entre ir y tocar su mejilla o verlo hasta que despertara. Mordió su labio inferior. Dio dos pasos. Su pecho subía y bajaba con asombrosa tranquilidad. La niña sonrió. Shikadai siempre estaba tranquilo.

Dio otro dos pasos más... ¿Y si no estaba dormido? Solo la sorprendería picando su mejilla, eso es todo. Podría decir que se espanto y pensó que le había pasado algo al encontrarlo ahí tirado. ¡Sí! ¡Eso diría! Con más confianza, Himawari se acerco sigilosamente hacia él. El rostro de Shikadai lucia tan sereno que Himawari no pudo evitar sonreír. Levanto su mano con cuidado, poso su dedo índice sobre la nariz del niño quien no se inmuto en nada. Himawari ensancho más su sonrisa. Su piel era muy suave. Pico su mejilla una vez. No hubo reacción alguna. La toco de nuevo... Nada.

"Shikadai-kun es tan adorable", pensaba, abriendo mucho los ojos para grabar en su memoria cada detalle del rostro de Shikadai. Apenas comenzaba a contar sus pestañas, cuando una perturbación recorrió sus parpados y arrugo su nariz.

-¿Himawari?-dijo con extrañeza el niño al verla mirándolo fijamente.

-¡Ah!-grito Himawari, retrocediendo rápidamente cayendo de espaldas al suelo.-Yo...Yo...Yo buscaba a Bolt-repetía la niña tratando de levantarse en vano.

Shikadai le tendió una mano, mano que Himawari se dudaba en tomar.- Vamos-Shikadai le sonrió, Himawari acepto "La mano de Shikadai es tan fuerte" pensaba sonrojada.

Himawari, ya de pie, con la cara totalmente arrebolada, se sacudía la falda del polvo y pasto que pesco al caer. Jugaba ansiosamente con sus dedos. El silencio se hizo entre ellos.

-Yo... ¿Has visto a Bolt?-pregunto nerviosa.

-Sí, vino hace unos momentos pero no quise salir a jugar y se fue con Inojin... algo así recuerdo que dijo-Shikadai rascaba su cabeza mirando al cielo.

-Hai- respondió Himawari-Gracias-Shikadai le dijo adiós con la mano y dio media vuelta para dirigirse a su casa. Ella lo observo perderse entre los árboles, tocándose la cara con las manos para verificar que su sonrojo había cedido.

Caminando distraídamente, Himawari había salido de la pequeña pradera donde se encontraba en dirección a la floristería Yamanaka. Tocando con dulzura la mano que había sostenido la de Shikadai, no era consciente de su entorno. Evocaba constantemente en su memoria la imagen del rostro dormido del más pequeño de los Nara.

Le gustaban sus ojos, exóticos. No había nadie más en la aldea que poseyera ese color y forma, solo él y su madre. Himawari solía pensar en ellos como un par de hojas brillantes que danzaban debido al viento en verano.

Había podido estar con él, tan cerca y a solas, eso la hacía feliz. Ella quería acercarse más a él, aunque sea solo un poco. Quería ser su amiga y jugar de vez en cuando con él, tal como lo hacía su hermano. Pero a diferencia de él, ella no podía estar con él sin que su voz la traicionara y sus mejillas la delataran.

¿Cómo podría evitar eso? Se preguntaba, mientras caminaba mirando sus manos. Tan ensimismada estaba imaginando un sinfín de planes que la acercarían a él, que no se percato que una niña se encontraba parada enfrente de ella.

-Ouch-dijo Himawari al sentir el duro asfalto debajo de ella.

-¡¿Pero qué demonios?!-grito Sarada antes de caer al suelo de frente, sus lentes cayeron lejos de ella y las cosas que llevaba en una canastilla de compras se esparcieron por el piso.-Parece que la gente ya no sabe como caminar-refunfuñaba tanteando el suelo en busca de sus anteojos, encontrándolos a unos centímetros lejos de ella.-Odio a la gente-murmuraba poniéndose los anteojos en su lugar. Fulminando a todo aquel que se atreviese a mirarla en esa situación, con toda la gracia Uchiha y Haruno en una mezclar perfecta, Sarada se puso de pie en busca de aquel ser ruin que había hecho que cayera al suelo.

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