Sandra
-Me muero de hambre- Llevamos mucho tiempo en los recreativos y ya hemos conseguido dos peluches, una funda para móvil y un cubo de rubik.
-Aún es pronto, pero podemos ir a comer ya.
-Sí, vamos.
Justo cuando hemos terminado de comer y salimos del comedor, nos encontramos a los demás, que están entrando. Incluido Adam.
Mientras David habla con los otros, Adam se dirige a mí, con una gran sonrisa.
-¿Ya estás bien?
-Bueno, casi- Le sonrío de vuelta, aunque no sé si se refiere a las agujetas o al tema de él y Estela.
-Me alegro- Contesta mirándome a los ojos. Su mirada no es fría como ayer, sino cálida y acogedora.
-Sandra, ¿Vamos?- Dave nos saca de nuestro ensimismamiento.
-Eh, claro. Hasta luego, Adam.
En cuanto estamos fuera de la visa de los demás, David me abraza y caminamos hacia una de las piscinas cubiertas, vacía a estas horas.
Nos quedamos en bañador y nos metemos al agua.
-Ven- Extiende los brazos hacia mí, y yo me refugio en ellos, intentando sacarme a Adam de la cabeza.
Me besa, y esta vez nada se nos va de las manos. Y no es su culpa. Algo me pasa.
Él besa mi cuello y yo rodeo su cintura con las piernas mientras acaricio su pelo. Me encanta, pero me sorprendo a mí misma comparándolo con Adam. Soy horrible.
Busco sus labios, intentando por primera vez que se nos vaya de las manos. Le pilla por sorpresa, pero me corresponde con gusto, apretándome más contra él. A él sí que se le va de las manos, lo noto, pero no a mí.
Sigo besándole, pero él me detiene finalmente con un suspiro.
-¿Que te pasa, Sandy?
-No lo sé- Contesto, derrotada.
-Yo sí lo sé- Apoyo la cabeza en su hombro, sin soltar mis piernas de su cintura, y él sigue abrazándome- Te gusta Adam.
-Pero no debería- No intento negarlo.
-Puede que no. Él es una mala compañía para algunos. Tal vez lo sería para ti, si no le importases tanto.
-¿Eh?- Pregunto confundida.
-Él... No es el mejor chico de todos. Ya lo debes saber, lo conociste en el instituto, su peor época. En parte fue culpa de esa chica, pero sólo mejoró un poco cuando terminaron. Cambió de compañías, pero no tardó mucho en volver a las andadas. Fue Valery quien le hizo cambiar y prometer que se portaría bien. Mantuvo esa promesa todo lo bien que pudo. ¿Sabes por qué? Porque Valery le importa. Haría casi cualquier cosa por ella, eso es algo que tenemos en común.
David
La mantengo bien pegada a mí. Quiero disfrutar su contacto mientras pueda, ya que veo que se me está escapando.
-¿Qué quieres decir?
-Que él te cuidaría.
-No lo ha hecho muy bien hasta ahora... Y, de todas formas, no quiero estar con él. Si le importase tanto como dices, no habría...- Se interrumpe y sacude la cabeza- Da igual.
-No sé lo que te ha hecho, pero, aunque todavía me estoy preguntando porqué soy tan estúpido, te diré lo que sé. Estos últimos tres días ha estado diferente. Sólo ha estado con la vitalidad de siempre cuando tú estabas, y parecía que sólo lo hacía para fingir frente a ti. Valery me lo ha contado, y hasta Óscar se ha dado cuenta. Sólo ha sonreído cuando tú has estado delante- Sigue en la posición de antes, pero me abraza un poco más fuerte.
-No quiero, me puede hacer daño- Suena como una niña miedosa, y me hace reír. La separo un poco de mí para mirarla a los ojos, ella junta su frente con la mía.
-Las mejores cosas de la vida pueden hacer daño- En sus ojos sigue habiendo dudas, y niega con la cabeza suavemente.
-Veo que os lo habéis estado pasando bien- Nos interrumpe Valery con una sonrisa. Están todos: Óscar, Valery, Estela, Aarón, Marcos y... Adam.
Su mirada nos recorre de arriba abajo, viendo nuestra posición, antes de cruzarse con la de Sandra, que me abraza con fuerza. Pasan unos segundos en los que parecen tener una conversación muda. Entonces Adam da media vuelta y se va. Sandra entierra su rostro en mi cuello, está temblando.
Sandra
-Veo que os lo habéis estado pasando bien- Me giro para mirarla, y me congelo al ver a Adam. Él nos recorre con la mirada hasta llegar a mis ojos. Involuntariamente abrazo más fuerte a Dave al sentirme completamente expuesta. Aunque quiero, no puedo apartar mis ojos de los suyos. Veo muchas cosas en ellos, como si antes hubieran tenido mil barreras que me impedían ver más allá y todas hubieran caído unos segundos antes, sin darle tiempo a volver a formarlas. Prevalecen la derrota y el dolor.
Mis ojos se inundan de lágrimas a la vez que los suyos, aunque no sé el motivo. Entonces se va. Me echo a temblar y apoyo la cabeza en el cuello de Dave, buscando el sentimiento de seguridad que siempre puedo encontrar en él.
Dave inclina la cabeza hasta que sus labios rozan mi oreja.
-Su corazón... ¿Lo has notado? Se ha roto al vernos- Susurra suavemente.
Mis lágrimas se derraman y me separo de él. El agua congela las zonas de mi piel que han estado en contacto con la suya. Buceo hasta el borde de la piscina, salgo y me envuelvo en la toalla. Me seco la cara.
-¿Estás bien?- Me pregunta Estela.
-Sí. Es el cloro, tranquilos. Voy a ver que le pasa a Adam.
Cuando estoy fuera de su vista, me detengo a pensar y secar mis lágrimas. ¿Le habrá dado tiempo a llegar a su camarote? Espero que no. No parecía tener humor de abrir a nadie.
Voy todo lo deprisa que puedo a su camarote. Le veo intentando meter la llave en la cerradura.
Me pongo detrás de él y, con suavidad, quito la llave de su mano para abrir la puerta. Adam se sienta en el sillón y cuando me siento junto a él vuelve la cara hacia otro lado.
-¿Qué quieres?- Pregunta en un tono que pretende ser glacial.
-Quiero saber qué te pasa- Él se encoge de hombros- Adam, mírame- Lentamente, le obligo a mirarme.
Cuando vuelvo a ver sus ojos azules, me quedo sin aliento. Ahora parecen un océano más que nunca, porque están anegados en lágrimas, algunas de las cuales ya ruedan por sus mejillas.
Adam
-Quiero saber qué te pasa- La respuesta a eso es vergonzosa, así que no quiero contestar- Adam, mírame- Tampoco quiero hacer eso. Sus ojos me sacarían la verdad. Siempre sacan lo mejor de mí. Entonces pone una mano en mi barbilla y con suavidad, me hace mirarla.
Se sorprende al ver mis lágrimas. Ni siquiera yo recuerdo cuándo fue la última vez que lloré por una chica.
Seca mis lágrimas con los pulgares mientras yo miro sus ojos, esos ojos que me encantan, tan parecidos a los de cientos de personas y que, sin embargo, reconocería en cualquier lugar.
-Por favor, ¿Qué te pasa?- Respiro hondo antes de contestar.
-Tú eres lo que me pasa. Yo... quería recuperarte, quería mejorar, ser bueno para ti. Pero ha vuelto a pasar. David se ha vuelto a quedar con la chica. Aunque, en esta ocasión, creo que sí estarás mejor con él. Te deseo lo mejor, de verdad- Esbozo la mejor sonrisa que puedo, y beso su frente.
Sí... David la cuidará bien.

ESTÁS LEYENDO
Crucero
RomanceUn crucero de dos semanas. A Sandra no le parecía buena idea, pero se dejó convencer por su mejor amiga, un torbellino de actividad que brillaba con luz propia y que siempre le hacía sombra. Todo iba según ella había supuesto: su único entre...