Me doy cuenta de que no tengo mi remera del uniforme puesta. La veo en una esquina de la cama y me la colocó. Analizo mi alrededor, es una pieza muy pequeña, estoy sobre una cama y al lado mio hay un sillón donde esta.... Marcus. Está dormido. Así parece mucho más lindo, con sus músculos relajados. Me vuelvo y quedo mirando el techo hasta que me aburro y trato de levantarme de la cama. Lo cual me produce un horrible dolor en el pecho y empiezo a toser, caigo de rodillas al piso y consigo despertar a mí acompañante.
- ¡Dios mio! Déjame ayudarte –se agacha y me toma de la cintura me levanta muy delicadamente y me sienta en la cama- ¿Qué pensabas hacer?
- No tenía a nadie para hablar y quería saber dónde estaba –digo lo más inocentemente que puedo.
- No podemos salir de aquí hasta que vengan a buscarnos-se sienta a mi lado y yo apoyo mi cabeza en su hombro.
- ¡Excelente! Encerrada, casi muerta
- ¡Hey! Yo te puse los vendajes
- Con razón estoy casi muerta –me empuja y yo empiezo a toser. Entonces me abraza y... o no. Si él me puso el vendaje, él me saco la remera.
Siento que me sube un calor horrible a la cara y sé que debo estar muy roja.
- ¿Qué piensas?-no tendrías que preguntar eso exactamente ahora.
- Nada.
- Vamos, dímelo. – pone cara de perrito mojado. ¿nunca dejará de ser tan lindo?
- No.
- Vamos
- No
- Vamos
- ¿o qué?
- O te beso -¿un beso?
- ¿qué?
- Ya lo oíste – no puedo, he besado a muchos chicos pero no puedo hacerlo con él. Es demasiado para mí.
- Pensaba que tú me sacaste la remera y me viste.....- se echa a reir- no entiendo el chiste.
- Muchos chicos se habrán acostado contigo ¿Qué da uno más? Además estabas por morir. – ¿está coqueteándome?
- Primero, soy inmortal y segundo, soy...virgen.
- Por qué lo eres ¿no has encontrado al indicado?-en ese momento está demasiado cerca mío.
- Quiero hacerlo con alguien que quiera de verdad no con el primero que se me cruce.
- Eres perfecta – se me acerca tanto que siento su pecho subir y bajar.
- Soy humana- no soy perfecta.
- Eres perfectamente imperfecta. – cuando sus labios están por tocar los míos se abre la puerta y nos separamos inmediatamente. Debo estar mega roja. ¿Qué estaba por hacer? Ni siquiera estaba pensando.
La que abrió la puerta es Anahí que está sonriendo aunque sé que está fingiendo. Tal vez ella también siente algo por él. Debo saberlo.
- Lo siento por interrumpir pero ya tenemos los autos y todos están listos para la reunión.
443El
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Perfectamente Imperfecta
FantasíaElla siempre fue vista como un ejemplo. Nadie la conocía nisiquiera ella misma. Nunca entendio porque la gente la veia de esa manera. Hasta que un día lo decucubre y su vida da un giro de trescientos sesenta grados.