Me gusta que sonrías, pero sólo tus sonrisas son sacadas por él. Ahora dime tú, ahora que se podría decir que se arreglaron, ahora que le hiciste saber que puede volver a confíar en ti porque, en verdad lo puede hacer y se lo vas a demostrar hasta el último día que tengas de vida.
Te duele porque le quieres decir todo lo que sientes pero, el miedo a que nada de eso le importe te recorre. Tus ojos lo gritan cada vez que hablas de él.
Te duele porque ya no sabes si al menos puedes lograr sacarle una sonrisa y hasta inclusive una mucho mejor de las que ella le saca.
Te duele, pero te calma que él sea feliz. Así sea por ella, lo más que deseas es verlo feliz, y hablando de ello en este instante... Sabemos que nunca lo habías visto tan feliz como lo es ahora, ni siquiera contigo.
Cada palabra que te dice lo hace con la mayor sinceridad que pueda tener, y de ser lo contrario igualmente te las creerás por la confianza que le tienes. Esa confianza que es sumamente gigante, y que pase lo que pase por ahora no se acabará ni habrá razón por la cual se acabe.
