Me sentía mal, con cólicos y sentimientos de vacíos.
Ese día llegué a mi casa a llorar de manera desesperada, pintando cosas que no me gustaban, tomando fotos que no captaban lo que sentía y escribiendo con rabia, por lo tanto nada me salía ni bien ni poético.
Llamé a Pablo.
Sí, lo llamé, mis celos, mi posesividad, mi debilidad, mi locura, y sobretodo Pablo, me matan el ego.
- ¿Aló? - Contestó él muy despreocupado, cosa que me extrañó ya que pensé que no iba a responder después de que lo ignorara por tanto tiempo.
- Hola ¿Sabes quién es? - Le dije.
- Claro, Flor ¿Cómo estás?
- Normal... Espero que tú muy bien, sobretodo con esa noticia.
- Gracias ¿Cuál noticia?
- Tu nueva noviecita.
- Ay flor... ¿No sabías? - Me dijo Pablo y sentí como si mi mundo se viniera abajo.
- No, no sabía que tenías juguete nuevo.
- Flor, déjame decirte, ella no es un juguete, me interesa y yo le intereso y decidimos salir un poco a ver cómo nos iba
- ¿¡Y por qué no lo hiciste después de que terminaras de estar conmigo!? Estúpido imbécil.
- ¡Flor! Tú dijiste que no querías estar conmigo ¿Recuerdas? Dijiste que sólo querías tirarte en el piso conmigo en ese momento, yo te quiero muchísimo y siempre me sentí interesado por ti, pero respeté el hecho de que tú luego te hayas querido separar de mi, porque pensé que los dos estábamos en la misma posición de pensar que era mejor alejarnos porque sino nos íbamos a herir, ya que los dos nos atraemos mutuamente, o eso me parecía. En fin, creo que fue un error asumir.
- ¿¡Tú qué vas a saber sobre el por qué te dejé de hablar!? No sabes nada de mi ¡Yo no te dije eso! Deja de mentirme, tú sabes que yo te quiero, tú sólo me usaste, me quieres hacer daño, eso es todo.
- Tú me lo dijiste, acuérdate, Flor, por favor, acuérdate que me soltaste inmediatamente terminamos y acuérdate como me gritaste varias veces que me alejara de ti. Acuérdate cuantas veces te dije que te quería, pero yo no iba a estar contigo sólo porque te quería si te iba a hacer daño.
- Cállate, no sabes nada. ¿Que me quieres? Lo que quieres es dañarme, quieres estar con la otra. No sabes cuánto he sufrido esta noche tratando de pintar estos cuadros malditos que no sirven para nada, no sabes cuánto me he mordido los dedos hasta que me han sangrado. No sabes el gran mal que me has hecho y todo por tu maldita culpa, porque no puedes ser paciente, porque eres un desgraciado que no se sacia con un juguete sino que se busca otro, estúpido de mierda.
- Flor, no sé qué te pasa y tampoco sé quién eres, sólo sé que te quiero - El llanto de Pablo se empezó a escuchar al otro lado de la llamada -, te quiero y de verdad no sé qué quieres de mi, estás celosa de mi amiga y al mismo tiempo quieres que me vaya, pero si me voy ¿Por qué estás celosa? No sé, Flor, yo sólo estaba intentado lo máximo que podía para no hacerte daño pero no lo logré, yo quiero que seas feliz, Flor, creo que lo mejor que podemos es separarnos. ¿Quién diría que poder cumplir mi sueño de besarte acabaría en algo tan sucio cómo esto? Necesitas ayuda, Flor, te buscaré cuando sepa que estás mejor, te quiero bien, sé que tu personalidad no es algo común. Adiós, Flor, confío en que nos veremos pronto, o sea cuando estés mejor.
- No, no, no, no, espera, Pablo, espera, no te vayas, no, yo quiero que estés aquí conmigo, Pablo, por favor, disculpa por haberte ignorado, Pablo, discúlpame, Pablo...
Se escuchó que la llamada había finalizado, Pablo había cortado y yo me inunde en un mar mezclado con rabia y depresión. Mi primera reacción fue volverlo a llamar y obviamente me cayó la contestadora.
- Usted ha tratado de comunicarse con este numero, por favor, deje un mensaje después del tono - Decía la grabadora de Pablo.
- Maldito estúpido, imbécil, vacío, no mereces nada en esta vida, ni mis llantos, ni mis gritos, no sé porque me siento así si yo sé que te estoy satisfaciendo en tus ganas de herirme. No sé cómo pude pedirte que te quedaras. Te odio, te detesto y te odio con mucho fervor y si algún día tengo la oportunidad de cortarte la garganta lo haré, eres un desgraciado hijo de puta, mira lo que me haces, mira todo el daño que me haces sentir, mira, todo esto lo hiciste tú solito, eres un peligro para este mundo, mal nacido.
Todo lo que dije me hacía sentir un placer horrendo, y todo lo quería hacer con muchas ganas, quería sentir mi rabia plasmada en heridas en Pablo, porque para mi él tenía la culpa, para mi él sólo me manipulaba, para mi él no me quería, él era la razón de mi reciente malestar y el culpable de lo que pasó esa noche había sido él, no yo, pero en cambio, plasmé mi rabia con heridas en mi.
Yo sabía perfectamente que Pablo tenía razón, sabía perfectamente quién se le había insinuado a quién y a la vez también recordaba muy claramente haberle dicho que se alejara de mi, pero yo lo organizo todo a mi conveniencia, ya que la culpa nunca será mía y todo lo que me pase será gracias a los demás y no gracias a mi.
Siempre me voy a encargar de hacerte sentir mal, sea quién seas, porque para mi, tú eres el que está mal. Y este es el momento donde el perro callejero se vuelve reina, no reina absoluta ni perro callejero absoluto. Me vuelvo un perro callejero desnutrido con una corona de diamantes.
Para mi:
La víctima soy yo, el verdugo eres tú.
ESTÁS LEYENDO
La luna en ti
Teen Fiction"No quiero ser una más para ti, prefiero ser una historia para alguien más".