Capítulo 2

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Al saber que mi diario, repito MI DIARIO, estaba en manos de Theodore, me preocupaba. Escribí un montón de cosas sobre él. La mayoría de cosas eran sobre lo mucho que lo odiaba, pero también escribí cosas cuando estaba colada por él, cosas que nadie tiene que saber. Así que, en estos instantes, me dirigía corriendo al centro comercial. Quién lo iba a decir yo yendo al centro comercial dos veces al día. Pero, por mi diario, cualquier cosa.

Tardé media hora en llegar, estaba cansada, haría lo que fuese por una botella de agua. Aún así no me paré a descansar, no podía perder el tiempo. Llegué a la sección de chicas, me dirigí a los vestuarios, pero no me encontré a nadie. Tenía la pequeña esperanza de que aún siguieran ahí. Sólo me quedaba preguntar a una de las dependientas.

- Perdone, ¿ha visto a una chica y a un chico con un montón de vestidos?

La dependienta negó con la cabeza, miré la hora eran casi las ocho y media, debía volver a casa, la cena estaría hecha en cualquier momento. Estaba triste, me dirigí a la máquina expendedora para comprar agua, pero cuando llegué allí, me di cuenta de que no llevaba dinero encima, había salido de casa con demasiadas prisas. Por si fuera poco, aún no tenía ni idea de dónde estaba mi diario, sin él me sentía sola, perdida...¿sabes ese momento en el que tienes una mascota y, de repente, ésta desaparece sin explicación alguna? Pues así me sentía yo, me preocupa que mi diario esté en manos de Theodore, preferiría mil veces que estuviera en manos de una persona que no me conocía para nada, al menos no sabría quién es Shirley Harford, la chica del diario. Pero, Theodore sí que sabía quién era...

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Al llegar al instituto, vi que Sky se dirigía hacía a mí. 

- Te debo una disculpa.-me dijo Sky.

- ¿Por qué?-pregunté un tanto confundida.

- Por lo que pasó ayer en el centro comercial, te dejé tirada, pero es que me gusta tanto Tyler que quiero impresionarle en la fiesta, por eso le pedí ayuda a Theodore, conoce prácticamente a la mayoría de los chicos y chicas del instituto, y Tyler está entre ellos. Estaba tan preocupada que... me olvidé de ti. Y eso no se le hace a una amiga, lo siento mucho, mucho, mucho, mucho...

Se me había olvidado por completo aquello, con el tema del diario ya tenía bastante, tenía que encontrar a Theodore y que me devolviera ese diario.

- No pasa nada, Sky.-dije.- Por cierto...¿sabes dónde está Theodore?

- Supongo que estará en su despacho...

- ¿Despacho? ¿Qué dices?

- Como consejero escolar, tiene derecho a un despacho.-dijo Sky con normalidad.

- ¿Dónde está ese despacho?

No tenía tiempo que perder. Las clases empezarían en menos de siete minutos.

- ¿Sabes dónde guarda el conserje los trastos? Pues su despacho está al lado. ¿Por qué...?

Dejé a Sky, hablando sola. Theodore se iba a enterar, podía meterme arena y bichos, podía robarme mis lápices de color, pero mi diario NO. ¿Es qué aún tenía seis años? ¿Es qué se había vuelto loco? ¿Es qué no podía dejarme simplemente en paz?

Al llegar a su despacho (saber que Theodore tenía un despacho, me sorprendió bastante), abrí la puerta sin más. Y me encontré a Theodore recogiendo su mochila, supongo que para dirigirse a clase. Levantó la cabeza, y parecía sorprendido de verme aquí, pero al instante sonrió.

- Vaya...Shirley Harford, quién lo iba a decir. Me sorprende verte por aquí.

Aún seguía manteniendo su sonrisa. ¿De qué iba?

- Sabes muy bien qué hago aquí.-le solté así sin más. Estaba muy enfadada, está no se lo voy a perdonar nunca.- Devuélvemelo. 

Estiré mi brazo con la palma de la mano abierta. La clase de Literatura estaría a punto de comenzar, y no estaba dispuesta a llegar tarde (me encantaba esa clase).

- ¿De qué estás hablando? 

Theodore frunció el ceño, parecía confuso.

- Oh, venga ya. Necesito que me lo devuelvas ahora mismo. No te hagas el tonto.

- Shirley...De verdad qué no sé de qué me estás hablando.- suspiró.

- Oh, ¿en serio? ¿De verdad crees qué soy tan tonta? Sé que lo tienes tú.

Theodore seguía perplejo, y yo estaba perdiendo los nervios. así que decidí ser un poco más suave.

- Escucha, esto es importante para mí. Así que si tienes un poco de bondad en tu alma, te agradecería mucho que me lo dieras de una vez, y no me hicieras perder el tiempo de esta forma.

- ¿Qué te devuelva el qué?

- ¡MI DIARIO!- acabé por explotar.

Theodore cambió su cara por una sonrisa, estaba a punto de echarse a reír.

- Oye, es muy tierno que tengas un diario. Pero yo no lo tengo.

- No juegues conmigo, fuiste tú. Estoy segura.

- No fui yo.- y añadió- ¿Por qué crees que fui yo?

- Porque durante toda tu vida la has tomado conmigo.

- ¿Y?

- Pues que ayer, en el centro comercial, nos chocamos, y me caí, y tu te aprovechaste de mi despiste, y cogiste mi diario.

Theodore se rió.

- ¿Dónde estaba tu diario?

Pero, bueno...¿A qué venía esta pregunta?

- En mi mochila.-contesté.

- ¿Y tu mochila estaba cerrada?

Puse los ojos en blanco, y asentí con la cabeza.

- Ahí lo tienes.-dijo Theodore.

- ¿Qué dices?

Estaba muy confusa. Pero al instante, supe a qué se refería. A pesar de haberme caído ayer, el diario seguía en mi mochila porque estaba cerrada... Miré a Theodore, y él me devolvió la mirada.

- ¿Quieres decir qué me lo han robado?

- Me temo que sí.-contestó.

El timbre comenzó a sonar, pero yo seguía sin moverme. ¿Quién ha podido robarme el diario? Que yo sepa no tenía ningún enemigo...¿o sí?




¿Dónde está mi diario? (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora