Mi corazón latió mas de prisa.
-Sé que es enfermo y no es correcto, esta prohibido hacerlo. -puso sus manos sobre su cintura mientras me miraba fijamente - Sé que somos familia ¡Maldicion Caroline! -gritó jalando sus cabellos.
Me asusté y retrocedí.
-Sé que es malditamente enfermo, me lo digo cada dos segundos. Sé que debo estar mal -sonaba muy desesperado.
No paraba de morder mi labio.
-¡No sé que hacer!-gritó tocando su cabeza, la vena de su cuello resaltaba mas que otras veces, dejo caer sus rodillas en el piso, me arrodillé junto a él y tomé sus manos-Ya no quiero sentir esto Caroline.
Mi corazón dolía, porque no me gustaba verlo en este estado.
Dolía porque yo sentía lo mismo que el estaba sintiendo.
Dolía porque no había solución.
-Nicholas...-susurre con el corazón en el suelo.
-Te he tratado de la mierda, he sido un maldito hijo de puta. Maldicion me odio por eso Car, estaba intentando alejarte nena, decirte que esto era enfermo-susurraba sin aliento- pero luego te vi con Kevin tomados de la mano, luego investigué y supe que estabas viviendo con él -se atrevió a mirarme con los ojos llorosos - Caroline ardí en celos. Jamás me había sentido así, nunca había sentido la sensación de estar celoso, tan jodidamente celoso de tu mejor amigo, que quieres ir y golpearlo y dejarle claro que la chica es tuya. Que tú eres mía -apuntó con su dedo índice.
Lo que decía era lo más romántico que me hubiesen dicho.
Oh Nicholas, mi pobre Nicholas.—No podemos, me toca ser la que tenga un poco de cordura esta vez. —las palabras quemaban al pasar por mi garganta. No era lo que yo quería, pero era lo que se suponía debíamos hacer.
—A la mierda la cordura nena—suplicaba. Tomó mi barbilla con su dedo índice y pulgar haciendo que nuestros ojos se conectaran.
Suspiré y desvíe mi vista hacia cualquier parte de la habitación.
—Caroline —su susurro de sentido muy cerca de mis labios, muy cerca de mi alma—Por favor te lo suplico.
Me aparté de él con mis lagrimas saliendo de mis ojos.
—¡Dios! Soy una perra por haberte besado Nicholas ¡Compartimos los mismos maldito genes!—Caroline dulce estaba de vacaciones este día.
Tragó saliva ruidosamente sin despegar su vista de mi.
—¿No sientes lo mismo que yo?
Sabía que después iba a arrepentirse, estaba en un estado de shock en estos momentos o quizá estaba volviéndose loco pero esto era algo que ambos agradeceríamos después, porque no está permitido algo así.
—No siento nada, absolutamente nada. —me sorprendí al escuchar el tono áspero de mi voz.
—Alguna vez creíste que era una chica mimada que no sabía más que ir de compras, me lo dijiste tantas veces Nicholas —limpie con mi pulgar las lágrimas que continuaban saliendo. —¿Crees que sentiría algo por ti? —mi pecho dolía.
—¿Qué estás diciendo?—sus ojos estaban llorosos y me veía con cierta incertidumbre.
—Lo que haz oído Nick, tenias tanta razón en lo que decías acerca de mi, no tengo sentimientos soy una perra egoísta que no piensa en otra cosa que en ella —respire profundamente — Somos primos. No puedes tenerme.