La Mansión Rose Hall en Jamaica

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La mansión Rose Hall fue construida por el rico terrateniente John Palmer, en el siglo XIX, en Jamaica. Es muy conocida por su larga historia de hechos de sangre y horror. Hoy es una de las casas embrujadas más famosas del mundo por las apariciones fantasmales.

John Palmer se casó con Annie Mae Patterson en 1820, quien lo acuchilló hasta matarlo. Después asesinó a dos maridos mas, el segundo fue envenenado, el tercero, estrangulado. Siguiendo las órdenes de Annie, algunos esclavos sacaron los cadáveres a través de secretos pasadizos subterráneos y los enterraron bajo la arena blanca de la playa. De negro corazón era una mujer que utilizaba el poder del dinero para hacer su voluntad. De forma cruel torturaba a los esclavos con total impunidad, encerrándolos en la mazmorra situada en los sótanos de la mansión. Incluso ella misma salía a "cazarlos", montada en su caballo, los traía encadenados, marcándolos con fuego como si fueran ganado.

Tras todos aquellos actos de crueldad, los esclavos le tenían un temor profundo a Annie, no solo por el maltrato físico que les causaba con su látigo, si no porque aquella refinada señorita blanca, era una poderosa hechicera, que había aprendido en Haití los secretos del Vudú. Utilizaba su magia contra todo aquel que se interpusiera en su camino, bien fuese una rival en amores o algún vecino molesto, y cuentan que llegó a sacrificar niños para usar sus huesos en rituales. Todo esto la llevó a ser nombrada La Bruja Blanca.

Su reinado fue interrumpido por la rebelión de los esclavos, una partida de insurrectos entró en la mansión, subió las grandes escaleras e irrumpió en la habitación de Annie Palmer. Asesinaron a la Bruja Blanca, desfiguraron su cadáver y lo arrojaron por la ventana. Fue enterrada por un vecino, en una tumba sin señalar, rodeada por tres cruces para contener su poder, dejando un lado libre, para que su espíritu pudiera salir a vagar por la Tierra cuando desease.

Cuando la casa fue remodelada, apareció sangre en las paredes de la habitación donde Annie Palmer acuchilló a su marido, esta mancha no se marcha, sin importar cuantas veces la limpien, desaparece por un instante, pero vuelve más fuerte que nunca. Hoy son ya cientos los testimonios de turistas y otros visitantes que han visto con sus propios ojos al espíritu de La Bruja Blanca en esa mansión y muchos más los testimonios de los que han sentido el profundo odio y desprecio que se percibe en el que era su dormitorio.

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