(EN PROCESO DE EDICIÓN)
Dumbledore tiene el presentimiento de que Voldemort aprovechara del famoso Torneo de los Tres Magos para finalmente deshacerse de su mayor enemigo, Harry Potter. Gracias a un viejo amigo, obtiene la ayuda de tres poderosos se...
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HARRY
Harry, Ron y Hermione tomaron asiento en el frente de la mesa de Gryffindor. Una vez que todos los alumnos se encontraron establecidos en sus mesas asignadas, el profesor Dumbledore se puso de pie causando que un silencio reinara en el Gran Salón. Todavía podían escucharse charlas alrededor de la sala, por lo que el director espero que el silencio absoluto se hiciera presente por completo.
Una vez que todos notaron la presencia del profesor Dumbledore, el poderoso mago comenzó su discurso. "¡Bienvenidos a un nuevo año escolar en Hogwarts! Espero que sus vacaciones hayan sido cálidas y aprovechadas al máximo. Dicho esto, me gustaría tener su absoluta atención, ya que tengo un par de anuncios que darles." los ojos escondidos detrás de gafas en media luna de Dumbledore recorrieron cada rincón del Gran Salón. "Primero que todo, démosle una gran bienvenida a nuestro nuevo profesor de Defensa contra las Artes Oscuras, ¡ Alastor Moody!"
La puerta a la derecha de la mesa de los profesores se abrió de golpe, y un hombre con capucha entró al Gran Salón. Harry pudó ver como parecia cogear con cada paso, y cuando miro los pies del nuevo profesor, se dió cuenta del porque; el nuevo maestro tenia una pata de palo.
A su lado, Ron exclamó en voz baja. "¡No puedo creer que Ojoloco Moody será nuestro maestro!"
"¿Qué tiene de especial?" preguntó Harry.
"Harry, el es auror más famoso que ha existido. Mi padre dice que más de la mitad de las celdas en Azkaban están llenas gracias a el. Lo obligaron a retirarse porque despues de unos años se volvió demasiado paranóico como para seguir en las fuerzas. Es una leyenda entre los aurores." exlpicó Ron emocionado.
Harry volvió a mirar a Moody, quien se acercó a Dumbledore para saludarlo. Cojeó de camino a la mesa de maestros.
Se sacó la capucha, sacudió una larga melena en parte cana y en parte negra y se sentó en la mesa de los profesores. Cada centímetro de la piel parecía una cicatriz. La boca era como un tajo en diagonal, y le faltaba un buen trozo de la nariz. Pero lo que lo hacía verdaderamente terrorífico eran los ojos. Uno de ellos era pequeño, oscuro y brillante. El otro era grande, redondo como una moneda y de un azul vívido, eléctrico. El ojo azul se movía casi sin cesar, sin parpadear, girando de arriba hacia abajo y de un lado hacia el otro, completamente independiente del ojo normal... luego se quedaba en blanco, como si mirara al interior de la cabeza.
