—Así que es oficial...— murmuró Cassie tomando un sorbo de su chocolate caliente.
Me senté a su lado y mordí mi labio inferior.
—Lo sé, y es tan emocionante.
Rodó los ojos y negó con la cabeza.
—Te estás arriesgando Brook, él puede odiarte de por vida.
Bufé.
—Eso no pasará ¿entendido? Sé que estaremos bien.
Chasqueó la lengua.
—Él no te conoce... Detesto sonar negativa, pero ayer conoció a muchas chicas y estoy segura que ni siquera recuerda que habló contigo.
Me crucé de brazos.
—Tienes razón, ¿contenta? Todo cambiará mañana cuando escuche lo que tengo que decirle.
Se levantó y colocó la taza de chocolate sobre la pequeña mesa.
—¿Y qué piensas que dirá? Oh Brook, acepto vivir contigo por unos meses y me enamoraré de tí. ¡Este es el mundo real! ¡Jamás te dirá eso!
Chillé molesta.
—¡Cállate! ¡Lo tengo presente desde la mañana! Sé que todo tiene una consecuencia, y no puedo echarme para atrás.
Tomó el contrato que estaba sobre la mesita y me lo mostró.
—Aún puedes arreglar eso, sólo rompe este contrato.
Se lo arrebaté y lo abracé como si fuera mí vida.
—¡Jamás! Ahora si me lo permites, iré a dormir. — dije levantándome del sofá.
—¡No pienso dormir en el sofá!
Me encogí de hombros.
—Son las diez de la noche, es muy peligroso que te vayas en taxi. Buenas noches Cassie.
Gruñó.
—¡Estás cometiendo un error! ¡John y tú terminarán odiándose!
Sonreí.
—Eso no pasará.
...
Observé mi teléfono y en twitter busqué la cuenta oficial de John. En las redes sociales es donde más se sabe una ubicación, aunque él no usa mucho Instagram a decir verdad.
"Los Ángeles por la entrevista en Rose Bring." decía el pequeño tweet del castaño.
Sonreí como si me hubiesen dado la mejor noticia del mundo.
Usaba lentes como si fuera una listilla y una falda no tan corta, azul.
Cassie se negó a acompañarme por miedo a ver la expresión de John, ya que no estoy completamente segura que se alegre con lo que pienso decirle cuando lo tenga justo frente a mí. Ella me rogó que cambiase de opinión, pero ya está decidido, y no puedo negarme ahora.
—Deténgase aquí por favor. —le ordené al taxista.
Asintió.
Le entregué el dinero correspondiente y salí del auto para observar el Rose Bring.
El Rose Bring es un edificio muy popular en Los Ángeles, que se encuentra muy cerca del lago Albert y que muchos turistas viene a visitar, sin faltar los famosos quienes son invitados para hacer una pequeña entrevista.
Mis manos comenzaron a sudar y mis pies estaban adheridos al suelo.
—Es hora...
Busqué en mi bolso una pequeña tarjeta de presentación para fingir que era una reportera que piensa entrevistar a John.
