Capítulo 2: El sueño ideal

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Debió retroceder un paso para asimilar la información del momento. Supo que su rostro no exponía una expresión sexy ni adorable, y lo corrigió. De repente, el aire a tabaco, alcohol y suciedad, se limitó sólo al de perfumes y sexo. La habitación, casi por completo en tonos violetas y rojos la acogió con familiaridad, mientras ella trataba de ubicarse.

Se quedó así por muchos segundos, hasta que notó que la puerta estaba abierta, y ella bajo su umbral, como niña perdida. Se volteó de inmediato y cerró, practicando contra la madera su mejor máscara de diosa de la noche. Sonrió, y se volteó.

Se shockeo de encontrar al muchacho con una sonrisa burlona. Su propia sonrisa se esfumó.

-¿Te diviertes, majo?

Como ya había se sabía, Rey odiaba a los hombres. Colocó ambos brazos en su cintura, en pose de jarra.

-Un poco, si. Es casi cómo ver una película. Eres buena. ¿Has pensado en dejar la prostitución para convertirte en la mejor actriz de la zona? Te iría de maravillas.

La rubia dio un paso al frente, bastante furibunda. ¿Acaso ese maldito imbécil se creía intocable? ¿La creía menos por trabajar en la prostitución? 

-Te juro que me va mucho mejor tratando con imbéciles y ebrios orgullosos que follan porque pagan y se creen más que yo, porque creen controlarme cuando soy yo quien los controla. Me dan pena.

El tipo volvió a sonreír.

-Se creen más que ti, los controlas... Veo que tienes serios problemas de autoestima y seguridad, ¿verdad?

Justo en el blanco. Sus dientes rechinaron de rabia.

-Vete a la mierda, majo.

Rey sonrió, con una expresión de completa hipocresía, mientras él se carcajeaba. No recordaba la última vez que lo había hecho, el pelearse con alguien, pero seguía sin ser agradable. El malestar, hambre y mareos se mezclaban con sus ansias de fumar, de matar a ese imbécil, y la sensación de sangre ascendiendo por su rostro. 

Él muchacho sonrió, de la misma forma que ella. El talento natural de la rubia salió a flote. 7 maneras únicas de asesinarlo con el velador de la mesita de noche aparecieron entre ambos ojos. 

Con un tic nervioso en uno de sus ojos, dio 3 pasos al frente, y de repente, obscuridad. Un fuerte mareo la desestabilizó, y lo último que sus ojos idos pudieron ver, fue el extremo de la cama aproximándose a su frente.

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-Despiértate perrita. El niño ya se despertó, sólo para ti...

Se removió entre las sábanas, sintiendo calor corporal junto al suyo. Estaba aún perdida, no se ubicaba. A su lado un perfume dulce le daba la bienvenida. No atendió bien a las palabras de su acompañante hasta que le prestó atención. De repente, se hizo a un lado, apartándose de... Mara.

La muchacha se carcajeó al ver su expresión, que seguramente sería digna de una fotografía. Rey se tomó el rostro, sintiendo como la sangre volvía a éste. Se había espantado. Recuerdos de la noche, su última visión, la voz... todo era demasiado. 
Los brazos de la morocha la rodearon, y comenzó a hablarle, aunque ella estaba demasiado perdida para notar lo que decía.

-Tranquila Reinita mía... Estas bien. Sh, sh, sh... Yo te cuido. Aquí estoy para tí. 

-¡Aléjate!

Finalmente la hizo a un lado, y se hizo bolita. Ya todo había vuelto a su memoria. La discución, el muchacho de llamativos ojos verdes, el borde la cama... ¡EL BORDE!

Se levantó de un salto y corrió por su departamento hasta el baño. Aunque era un espejo deteriorado y raspado, examinó su rostro con velocidad, pero no había marcas. Su cabeza. Nada. En su cuello tampoco... Se volvió, donde la chica que la acompañaba la observaba con curiosidad.

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⏰ Última actualización: Apr 30, 2016 ⏰

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