Capítulo 5: Aún soy una adolescente idiota, en mi etapa de webona.

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-Ania-
¡Hoy! Hoy a sido un día increible, hoy e sentido el cariño de alguien hacia mí, de alguien en quien empezé a confiar, la hemos pasado tan bien.. a veces imagino, y siento en mis sueños la pulcritud del amor, el cariño sincero que pensé nunca vivír. Me doy cuenta que quizás eso bueno, eso bonito, ese tierno sentimiento si llegará a mi.
El y yo sabemos, nos damos cuenta que ambos nos gustamos, y me siento tan idiota de no decírselo, o tan fastidiada de que el no me lo diga, yo quiero escucharlo de su boca, quiero ver salir esas palabras de sus labios, quiero escuchar ese "me gustas".
Quiero que me diga ese "te quiero", quiero.. quiero.. quiero que sea real..
-¡Ania, ayúdame en la casa, limpia algo, todos los días te encierras en ese maldito cuarto, todos los días llegas y no haces nada, y yo tengo que mandarte todo, ¿no puedes tener iniciativa?..!- Gritó mi padre desde el primer piso de la casa.-

-¡Ahí voy pa'!- Grité para que me escuchara.-

He estado tan sumida en mis pensamientos últimamente que e olvidado hacer muchas cosas, como ayudar a mi padre, por ejemplo. Mi madre no es de mucha ayuda en casa, ya que como conté, no es muy estable mentalmente. Cuando la encuemtro de buenas esta haciendo jugo en la cocina o en una agradable conversación con mi padre. Lastimosamente yo estoy lejana a esas conversaciones, ya que normalmente me alejo de ella. Trato de entenderla, de no ganarme problemas con ella, pero parece que cuando se pone mal (ya saben, su enfermedad.) su fastidio es principalmente conmigo, y aun no entiendo porqué, porqué yo, no le e causado traumas, a no ser que para ella haya sido un trauma traerme al mundo, lo cual considero exactamente un error para una persona enferma como ella.
Pero bueno, no puedo hacer nada, para cambiar el hecho de que ella tenga caidas muy seguidamente. Poco saben de lo que le pasa a mi madre. Mi familia se encargó de que mi madre perdiera contacto con la mayoria de sus amigos y amigas, con muchas personas, para que así no supieran de su problema mental.
Mi padre es una persona escepcional, alguien muy cariñoso, bondadoso, pocos rencores, algo tonto diría yo. Pero lo que admiro de el es cómo puede seguir con alguien como mi madre. Digo, no es su culpa estar enferma ¿bueno? Pero, veo que el la ama, el la cuida, la a cuidado todo este tiempo, y estoy segura que lo a hecho desde anes que se casaran. Admiro el amor que le tiene a ella, y a veces quisiera que me demostrara cariño a mi.

*bajé de mi cuarto a la sala, y lo encontré ordenando la mesa*

-Hija, ayúdame en algo, siempre tengo que estar diciendote todo, ya eres grande, 16 años y no puedes hacer las cosas por tu cuenta, a veces quisiera que fueras más amable con nosotros. -me dijo mi padre con un aire algo molesto.-

-Ya, ¿qué necesitas que haga?- dije tranquila.-

-Llévale la cena a tu madre, esta en su cuarto. No la despiertes, a estado con su tema de descontrol ultimamente. Pero claro, tu no lo sabias, ni siquiera te fijas en ella.. -dijo.-

-Padre, sabes que casi no hablo con ella, a veces es como si no la conociera.-le dije- Ella nunca me a tomado atención y lo sabes, no hay forma tampoco que me acerque más a ella, siempre va la cosa contra mi, no crea que no me duele. -al decir esto, me voltee rápidamente hacia la cocina, no quería hablar más de esto con el, es incómodo la mayoría de veces.-

No me gusta recordar que tengo una madre enferma en casa, la cual no me toma atención, que aunque diga mi padre que ella me quiere, yo se que para ella llegué a ser indiferente; y después de tanto tiempo, ella no me crió como hacen las madres normales con sus hijas, yo paro la mayoría del tiempo, encerrada en mi cuarto, porque claro, tampoco soy la chica más "social" del puto mundo. Suelo ser la chica que, como se habrán dado cuenta, no tiene casi amigas ni amigos; soy la que lleva los audifonos, un libro para disfrutar, o el celular en la manos, quizá un cuaderno y un lápiz dibujando pensamientos, a veces dos lapiceros con los que sueño a ser baterista, y otras veces un lapicero negro en la mano derecha para escribir mucho estúpido material poético que nadie leerá.

A veces quisiera ser la chica que se sienta en el rincón del salón, solitariamente tranquila; ¡pero no! La estúpida profesora de lenguaje me sentó adelante, como si yo fuera ciega para estar adelante, bah. Jajaja.
No soy la chica que va a un montón de fiestas y eventos y tiene un montón de amigos y conocidos, la que perdió su virginidad hace mucho, no, no soy la persona que disfruta tomando y que después de el vómito cae a la cama con cualquier idiota. Que disfruta tanto su soledad, como la compañia de quienes quiere, que sinceramente son pocos. Soy la chica que odia que la tomen de "diferente", aunque me describa como si me quisiera mostrar "diferente". La verdad odio cualquier tipo de moda, yo hago lo que quiero y soy como me gusta. Un día puedo ser la más pinche odiosa del mundo, y al siguiente hacer bromas, reír, aunque paresca que no río mucho. Un día puedo ser la persona más fría que conoscas, pero otro día, quizás lo suficientemente cariñosa para que dejes de odiarme.
No me tomen de rencorosa, solo intento decir que me vale verga todo el mundo. Que si pierdo, jaja pues a mi que me importa, perdí ¿no?. Que si me dejan, me duele, pero bueno, sabía que se irian cualquier día, ya fue ¿no?. Que si muero, bueno, ¿ya estan contentos ahora?. Que si me siento mal, pues que mal que me sienta mal, jaja, de todos modos nadie querrá cambiar eso. Yo aprendí en mi soledad, que no hay de qué depender, que no hay que confiar todo en alguien, sólo que tengo miedo ahora que haya llegado la persona a quien e empezado a confiarle lo que siento y lo que vivo, a contarle mi pasado, mi presente y mis sueños a futuro. ¿Creen que deba confiar?..

Ella suicida, el psicópata, ¿lo entenderias?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora