Pues nada... Adiós.

100 3 0
                                    

No puedo fingir que todo está bien cuando, en realidad, nada lo está. En mi cabeza es todo un puto lío y yo no puedo hacer nada.

La relación con mi familia es pésima… mi madre se piensa que es la única que puede estar mal. ¿Los demás no podemos tener una temporada mala o qué? Todos los días llorando porque nada en mi vida va bien y ni siquiera tengo un punto de apoyo de verdad… Bueno sí, ellos.

Son las dos únicas personas que me ayudan y están ahí constantemente… Los que soportan mis lágrimas, mi mal humor y, aún así, me apoyan. Les debo todo y, a él, sobre todo a él, prácticamente le debo la vida. Quizás no sepa nada de mí, del pasado, pero sin embargo es el que mejor me conoce. Sus abrazos dejan su olor en mi ropa y, durante todo el día, ya no me siento tan sola. Los demás amigos pues… sí, están ahí, pero cuando las cosas van mal… se piran. Es como… pues OK…

¿Mejores amigas? Claro,… ¿Para siempre? Antes decían que sí, pero ya “no existen”.

Pues bueno… no queda más remedio que aguantar o rendirse y yo ya he probado las dos cosas. Ojalá hubiese terminado con todo esto, ese frío día de febrero pero, una vez más, él estuvo ahí cuando ya no quedaba nada… él consiguió que, entre lágrimas, sonriera y él, me dijo que iba a estar siempre a mi lado… que iba a reconstruir mi mundo aunque fuese desde cero.

Eso es un mejor amigo y no lo demás. Ya es que no sé ni cómo darle las gracias por lo que hace, ya no sé ni cómo mirarle, si como un amigo, como mi mejor amigo, como un héroe, como un Dios… no lo sé… Y es triste darte cuenta de que, en el momento en que peor estás, con el único que puedes contar es con él y, si no está… lo único que queda es la música.

Para que encima, mi madre diga que son tonterías… Pues sí, mamá, esas tonterías hacen que no me sienta tan sola, que no me hunda más de lo que estoy… Las tonterías esas son lo único que queda cuando todo se va a la mierda. Esas tonterías han llegado a ser lo más importante y la única salida de esta caca de vida… tonterías…

Mirarme en el espejo y darme hasta asco por tener los ojos rojos todo el día… ¿Por qué ya nada me sale bien?

Ojalá pudiera dar marcha atrás en el tiempo y cambiar tantas cosas….

¿Y si él se enterara de lo que hice? Pues…. Se enfadaría mucho, la verdad, y después me abrazaría muy fuerte… Ojalá esté ahí para siempre, ojalá…

Joder, he llorado escribiendo esto, sí, pero me he desahogado un montón aunque la tinta se corriese con cada lágrima que caía sobre el papel y borrara las palabras que había escrito.

Y, ahora, ¿qué voy a hacer con mi vida? Pues voy a hacer como me dijo hace un tiempo un buen… “amigo” (Andy): “Enana,  pasa de todo y sonríele a la vida incluso cuando tu madre te eche la bronca porque, si no lo haces y le das más importancia de la que tiene… Estás jodida”.

Fue fácil leerlo y hacerlo durante un tiempo, crearme esa barrera contra el mundo donde solamente existía yo y poca gente más, la que realmente quería que estuviese a mi lado. Hasta que un día, él me hizo daño y… se derrumbó mi parte fuerte. Antes, no acostumbraba a llorar delante de nadie pero, a raíz de eso, se acabó lo que se daba. Te odio Andy, mucho.

Pero voy a volverlo a intentar, voy a reconstruir el muro que echó abajo y voy a volver a pasar de todo, incluso de lo que más me joda. Y a quien no le guste, pues que no mire. Así de simple.

Aquí dejo las últimas palabras de mi yo antiguo. Bienvenido, yo nuevo.

Pensamientos de una adolescente...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora