Capítulo 3

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Tomé un café antes de marchar al instituto. Por el camino, el viento azotaba mi cara, las hojas se agitaban fuertemente, y algunas se desprendían de sus ramas. El cielo estaba gris, parecía que estallaría en cualquier momento. Algunos charcos estaban tendidos sobre el suelo, generando cierta humedad .

La gente entraba en el instituto en grupos, pero yo al contrario, iba sola.
Sonó el timbre y me adentré en la sala. Cogí un sitio en la parte trasera de la clase, y me senté apoyándome en un rincón.
Dalas apareció minutos más tarde. Su rostro estaba realmente pálido, y unas ojeras se asomaban bajo sus párpados. Su ropa era totalmente negra, y su cabello despeinado, le daba un aire sombrío a su faz.
Se sentó a unos metros de mi. El profesor de literatura, entró por la puerta, y yo, arranqué un trozo de folio. 《Me preocupaste. Tenemos que hablar.》- escribí.- saqué un lápiz sin punta y me dirigí que la papelera, dejando al pasar, aquel papel sobre su mesa.
Cuando me dirigí a mi lugar, el papel ya no estaba, supongo que lo había tirado.

Dalas pasó toda la clase jugando con el bolígrafo, sin atender a las explicaciones del profesor.

Los azulejos donde mi cuerpo estaba apoyado, estaban fríos, pero no me molestaba. Las persianas estaban medio bajadas, y tras ellas, había un pequeño bosquecillo, en el cual, la luz se clavaba sobre las hojas.
Dalas estaba disperso, parecía que no estaba en si. De repente, sentí un giro en mi pecho. Sus yemas de los dedos sostenían aquel condenado cuaderno, y se disponían a abrirlo. Para que no lo hiciera, me levanté y le dije al profesor:-Disculpe, me estoy empezando a marear.-Cómo era de esperar, el me mandó a la enfermería, y ordenó a Dalas que me acompañara.

Por el camino, Dalas se encontraba distante, y sin pensármelo dos veces, le pregunté:- Pero bueno,¿ a ti que mierda te pasa?- por primera vez en todo el día, oí su voz:-Freya, ¿me quieres dejar ya?- Yo, le agarré de las muñecas, y el empezó a agitar sus brazos para liberarse. Entonces, sus mangas calleron, y mi corazón dejó de latir por unos instantes.

Tenía al menos veinte cortes. El, se las bajó de nuevo, y ésta vez,fue el quien me agarró. Me llevó al final de un pasillo, que casi nadie conocía, y se dejó caer sobre la pared. Después de un par de segundos, empezó al hablar:- Freya, olvídalo, es mi vida.-yo , histéricamente le respondí: ¡No! No es solo tu vida, también es la mía. Y si tu te vas, yo también.- Hubo un un gran silencio, y en un intento desesperado de que la conversación no finalizara ahí, proseguí.
-Dame una oportunidad- El me miró confuso, y tras unos segundos, asintió mostrando algo parecido a una sonrisa.- pero... ¿por qué? -Su sonrisa se desvaneció al momento, y su mirada se perdió:

-Por miedo. Al futuro, a perderte, a tener una vida corriente y aburrida. Y terminar muriendo sólo . Sin ti.- Al oír estas palabras, mi piel se erizó.
Me senté junto a el, Piel con piel, cogi su mano y la posé sobre mi regazo. Mi cabeza calló sobre su hombro, y sentí su respirar cerca de mi oído. Tras unos largos minutos en silencio, me agarró de la mano y me levantó.-El de lengua se va a preocupar. Vamonos anda.- me dijo sonriendo.

Antes de salir por aquella puerta, dos voces femeninas resonaron con un tono arisco: -Cómo te vuelvas a acercar a nosotras, te dejo paralítica, ¿me oyes?- Tras aquellas palabras, un sollozo acompañado de un pequeño grito, resonó. Sin pensármelo dos veces, pasé a aquel baño, pero estaba vacío. Dos gotas de sangre se posaban sobre el suelo. Intenté quitármelo de la cabeza, y volví con Dalas a nuestra clase. ¿quien seria aquella chica?

Cuando se acaben las rosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora