Capítulo 4

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  — ¿Te vienes a mi casa? — Le dije a Dalas tras las clases.— Claro. A las cinco nos vemos. — Besó mi boca, y se giró. Entró en su edificio, y me quedé observando como entraba. Me encaminé a la pastelería, donde tenia pensado comprar una barra de pan y alguna cosa para la tarde. El hombre que me atendió tenía pinta de ser muy perspicaz. —  ¿Qué te pongo, señorita?—Dijo apoyando el peso de su cuerpo contra la mesa.— Emm, quisiera una barra de pan, y aquellos bollos de la balda de arriba. Por favor.— Le indiqué con suma educación. 

Le pagué y me encaminé hacia mi casa. La ciudad estaba bastante revuelta. Supongo que por la fecha que era. 23 de Diciembre. Había una cantidad racionable de gente haciendo cola en los establecimientos. Yo no lo pude evitar, y entré a una librería. Eché un vistazo, y un libro me llamó verdaderamente la atención. —Quizá mañana me pase por aquí.— Pensé.  Llegué a casa bastante tarde pero como de costumbre, los viernes nadie estaba en casa, así que me senté y me preparé la comida. 


Ñeeq — 

Augg... ¿Que pasa? Me he quedado dormida... Oh no. Dalas. 

— ¿Voy!— Chillé, sabiendo que nadie me oía. Abrí la puerta apresurada, y le invité a entrar. — Pareces una loca con esos pelos.— Musitó risueño. — Mi loca.— Dijo antes de besarme.— Wow. Estás cariñoso eh?— Reí. —  Te... Quiero.—Le dije abrazándole.

¿Quieres un bollito?— Le pregunté. Él, como era de esperar, asintió. 

—Vale. Ven conmigo a la cocina... Mierda. Creo que se me olvidó al llegar meterlos en el frigorífico. — Le comuniqué señalando unas cosas que ya ni parecían comestibles.

— Ieuww, que asco.— Dije con una cara verdaderamente extraña.

Lo único que se le ocurrió hacer a Dalas fue quitar un poco de chocolate que se había derretido, y ponérmelo en la punta de la nariz.  —Oh... ¿Quieres guerra?— Le susurré con una mirada diabólica. 

Repite conmigo. Le dije mientras le hacía cosquillas y él intentaba soltarse de mis brazos.—No voy a volver a hacer eso. — JAJAJAJA para por diossss— nunca más.  — Él intentó repetirlo a duras penas, y al final le solté.

  — Eres imbécil.    —Dijo haciendo una mueca muy tierna.

  — Tu más—  Recalqué pasando el chocolate de mi nariz a la suya.

 — Vamos a la pastelería del parque y compramos algo, anda.—  Agarré su mano, y antes de salir por la puerta, le dije:— Oye... ¿Sabes que si te suicidaras se acabarían los bollos?— El bajó la mirada. — Frey...—

Le di un papel que preparé la noche anterior. —Apunta.—Él hizo caso omiso.


*Querido Dalas del futuro. Si mueres no habrá  mas bollos ;)*


Yo reí, y le dije que lo guardara. Mi idea, era conseguir que Dalas viera lo bonito de la vida, y para que no lo olvidara, lo fuera apuntando en aquel cuaderno , en el cual, la portada eran todas las fotos que teníamos juntos desde que nos conocimos. Tardé toda la noche, pero sinceramente mereció la pena.

  — Bueno. Vamonos.  — Él me paró y me abrazó. Joder, cuanto le quería.

Oh, si. Para vuestra sorpresa no estoy muerta *0* A partir de ahora subiré capitulo semanalmente ( los sábados seguramente.) Gracias por tener 3 meses de paciencia... <3

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⏰ Última actualización: Feb 06, 2016 ⏰

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Cuando se acaben las rosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora