La vida entera

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"Un egoísta, encuentra su contrapunto en alguien con menos ambición y más elegancia que el, al encontrarse los dos, a cierto tiempo, se funden en uno, cambiando la vida de los dos, para bien o mal de ambos."

Es cierto, aquel tipo se encontraba perdidamente enamorado de aquella sonrisa coqueta, desde hacia ya 7 años, para el significaba alguien inalcanzable, algo muy lejos de su mundo, para su futura sorpresa, ella pensaba lo mismo de el.

Fue una mañana fría, aquella en la que el decidió volverla a ver, para lo cual aceto una estúpida invitación a una convivencia de gente superficial, lo cual era algo sobrio, no obstante, la emoción hacia que palpitara cada vez mas su corazón, hasta que llegó la hora de verla.

Todavía podía recordar esos ojos, la sonrisa, la voz, aunque su estatura y cuerpo hayan cambiado, se podría decir que en esencia, se trataba de la misma chica del otro mundo.

Tanta pena le dio a el, que se derramo una copa encima, lo cual a ella le causo gracia, aunque siguieran sin cruzar ni un hola. Fue el momento decisivo, era hora de terminar ese horrible convivio, así que el tenía que agarrar valor para invitarla a otro lado. No fue nada difícil hacerlo, la chica acepto gustosa porque también estaba derritiendose por el.

Fue algo inolvidable, una tarde como pocas, en la que no importo la hora ni el momento, se encontraron de nuevo, vivieron algo distinto, pero la vida debía seguir, cada uno tenía planes distintos, y aunque desde aquel momento, ninguno de los dos pudo dejar de pensarse, ya habían construido algo más con alguien más. Lo único que podrían tener eran encuentros casuales, caricias infieles y besos con sabor a maldad.

Y aunque sea doloroso para los dos, no se puede hablar de amor, después de todo lo sucedido, porque todo lo que mal empieza, seguramente mal terminará, todo tiene su costo, el error de ella fue confesar sus sentimiento, el de el, enamorarse del fantasma de aquella bella niña, que ahora ya era toda una mujer.


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