Madurez

12 1 0
                                    

Solo detente por un segundo, piensa en aquellos momentos que lograban sacarte esa sonrisa inquietante en tu rostro, vuelve a aquel lugar que te hacia sentir paz, con esa persona que causaba vuelcos en tu corazón, siente el aire fresco sobre tu cara, ve a todos aquellos que siempre te estrecharon su apoyo en esas peculiares circunstancias. 


Era aquella, sin duda alguna, la que me hipnotizo con tan cautivadora sonrisa, su nombre tan patéticamente bello, una mirada que pocos podrían aguantar, aunque hacia ya tiempo que había crecido unos pocos centímetros, y que empezaba a ver cuan dura podría ser la vida, no dejaba de ser aquella hermosa niña que cautivaba a decenas de personas.

Es aquella que yo tanto quise, tanto quiero y no dejaré de hacerlo, no era nuestro destino estar juntos, pero el necio de mi corazón jamás lo ha logrado entender, tal vez por eso peleábamos tanto, tal vez, solo tal vez, tu también me querías a mi.

¿Es qué acaso aún me quieres? O sólo serán nuestra pláticas para hacernos vagos halagos y malos chistes. Recuerda siempre pequeña, que mi vida entera te la entregue un día, y desde ese momento prometí no dejarte, sigo en pie con lo que prometí, aunque pasen mil y un cosas para entristecerte, yo encontrare mil y un razones para demostrarte que no todo esta perdido.

Hoy no quiero atacarte, hoy no quiero pelear, solo quiero que tus ojitos se iluminen, y me puedan de nuevo mirar. 


TravesíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora