Capítulo 5

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Perdida entre las nubes y a la misma vez sentía que caía a una velocidad inmedible, Cecil reaccionó e hizo algo que una chica normalmente no hace, deshizo el abrazo y le propinó un golpe en la entre pierna a la vez que gritaba.

-¿Qué sucede contigo? ¿estas loco?
Lawrence cayó de rodillas al suelo y le dijo: -¡Al cabo que ni quería besarte, lo hice por necesidad! ¡tonta niña rica!

-¡No me jodas! ¡no puedes juzgarme por mi posición económica! ¡eres un maleante y miserable!
Cecil se retiró apresurada del lugar pensando: -Lo haré pagar...

Pasaron dos semanas, Cecil no quería salir de su apartamento después de lo ocurrido con Lawrence. Lo odiaba pero a la vez no podía olvidar lo que había sentido al momento del beso.

-Es un imbecil -pensó Cecil.
De todas formas es momento de salir a la ciudad, han pasado dos semanas y necesito comprar lo necesario para la casa y para Furī, yo puedo alimentarme de comida chatarra pero el no.

Antes de salir de casa, hizo la misma rutina de siempre, se dio una ducha, tomó su chaqueta y emprendió su travesía después de dos semanas, manejo hasta el supermercado; realizó todas las compras y al llegar a la caja de facturación su quijada cayó hasta el suelo, solo pudiendo pronunciar: -"¡Tu no otra vez!".

-¡oh! ¡yo si, otra vez! -Dijo Lawrence -Ni creas que te estoy siguiendo, es solo que habemos personas que si tenemos que trabajar para sobrevivir.

-¡Lo estas haciendo otra vez maleante! ¡abusivo! y para tu información yo si trabajo, ¡Idiota insensible!

Cecil hacia investigaciones de agricultura para una de las empresas de su familia, siempre estaba innovando algo que ayudará a las personas que vivían en el campo que eran de escasos recursos, de esta manera la empresa de su familia invertía en proyectos sociales. Sus proyectos los hacia de manera anónima pero le pagan por ello.

-¡Si claro! Lo que tu digas niña mimada.

Cecil rodó los ojos y le dijo: -¡Algún día tragaras tus palabras jovencito!.
Salió caminando y cuando estaba por abrir su camioneta una mano tocó su brazo, volteo a ver y ahí estaba Lawrence otra vez, viéndola con esos grandes ojos verdes.

-¿Y ahora que quieres?

-Disculparme. Realmente yo no soy así, mi madre nos educó a mi hermano y a mi a cómo tratar a una dama y se que esta no ha sido la manera correcta, disculpe señorita Vanderwall, por el beso repentino, por la burla y por irritarla con mi presencia, el beso fue un impulso al verme envuelto en esa situación con la chica que me acosaba.

Cecil pudo notar sinceridad en su palabras así que decidió hablar:
-Está bien, entiendo la situación y se que a veces puedo ser un poco grosera.

-¿Solo un poco? -Dijo Lawrence con una risa sarcástica -¡Eres petrificante! Una media sonrisa asomaba en su rostro.

-¡Me estas insultando otra vez!
-¡No! ¡Lo siento! Esa no era mi intención, solo quería hacer una broma para calmar el malentendido.

-Esta bien, ya aclaramos todo, creo que no hay más que hablar, me retiro, que tengas un buen día.

-¡Seguro! ¡Lo mismo para ti! -Espera -Dijo Lawrence.

Cecil volteo los ojos ya con un semblante irritado.

-¿Cómo piensa irse?

-¿Cómo que cómo pienso irme? Pues en mi auto. -agregó Cecil tajante.

-Eso estaría perfecto si las llantas de tu camioneta no hubiesen sido pinchadas, ¡miralas!.

El rostro de Cecil se puso verde al escuchar lo que Lawrence le decía.

Líneas de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora