La fiesta de 15

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Todas las chicas de a poco fueron llegando a la parada de la combi, la cual las llevaría hasta el salón de los quince de "la negra", así solían decirle. (sí, obvio, era de piel negra, con unas ojeras horrendas.) Allá llegaba Luna, que estaba muy nerviosa, ya que su chico no iba y su mejor amiga había vuelto con Juan. Por lo tanto todo el plan se dio vuelta. Luna tenía que agarrarse a Eber. Así y todo, con unos nervios inmensos, saludó a su padre quien la dejó en la parada.
-A la vuelta cuando estés llegando a la parada, avisame y te vengo a buscar.
-Dale, yo te aviso. Chau, pa.
Y bueno, Luna "la chica - chico" como las estúpidas de 4to año le decían, sólo por tener el pelo cortito, se dignó a subir a esa combi.

Y ahí estaba yo, frente a tanta gente que no conocía, la vergüenza me invadía mientras caminaba por ese pasillo, hasta que vi subir a mi mejor amiga, Evelyn. Caminamos juntas hasta el final. Y ahí estaba, justo en el asiento del medio, Eber. Lo primero que pensé cuando lo vi fue "debe ser un creído y agrandado de mierda, ya está, cero chances, Lunita. Resignate", así que me sente con Eve y el novio de Sol.
Llegamos al salón que quedaba en la loma del orto a la vuelta, Sierra de los Padres, señores.
Entrar a ese lugar y ver tanta falsedad me daba risa, saben? La mayoría iba por no perderse la diversión. Había gente en la principal que ni se la bancaba, pobre. Me daba lástima. Eso no quitaba que la odie. Para colmo ella había tenido algo con Eber.
Transcurría la noche y yo como toda persona social empecé a hacer amigos. Hasta que en un momento se me acerca Lucía y me dice "¿Te queres agarrar a Eber?" obviamente dije que sí, mientras lo miraba sentado hablando con sus amigos.
Lo veía tan imposible, era muy lindo para mí, alto, ojos cafés, era un chico re común. Pero de todas formas no creía que me iba a dar bola.
Y así fue, de a poco Eber se fue acercando a mi, y cuando digo de a poco es de a poco.
En un momento dado de la noche me agarra de la mano.
-Vamos afuera?
Y sín pensarlo le dije que sí.
No había nadie...así que a un costado, me paré en un cantero y nos besamos, fue algo lindo y vergonzoso a la vez. Soy tan bajita que me tuve que parar en un cantero. Y lo peor de todo eran los comentarios que se escuchaban del otro lado de la puerta que me hacían reír a carcadas e interrumpían el beso.
-Dale, pichón. Comele la bocaaa.
Pasábamos un rato juntos y después volvíamos con nuestro grupo de amigos. Pero jamás le saqué la mirada de encima. Era un placer mirarlo. No sé porqué, pero en mi cabeza pensaba que ese chico iba a ser para toda la vida.
Después de haber sufrido tanto, creía que él lo valía todo, y apenas lo conocía.
Juro que esa noche, a pesar de todo los pensamientos, creí que no lo iba a volver a ver.
Pero no fue así.

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