Pasada una semana ya que estaba de novia, nos habíamos juntado en la casa de Lucía para hacer un cohete que era para Física. En el grupo para el trabajo estábamos Evelyn, Melina, Lucía, Sol y yo. Yo ya estaba que explotaba de las ganas por partirle la boca de un beso a Sol.
En fín, estábamos en la casa, todas sentadas en la mesa, enchastradas con engrudo, temperas, purpurina y demás. Hasta que en dicho momento, después de tener varias conversaciones de todo tipo, alguien tenía que ir al garage a hacer una parte del cohete que implicaba ensuciarse bastante.
-¿Alguien puede ir a hacer al garage el paracaídas del cohete? -pregunta Lucía-
-Vamos nosotras. -responde Sol, señalándonos-
Este era el momento para hacer lo que tanto había esperado. Así que fuimos al garage y no paré de decirle cosas al oído, que prácticamente la intimidaban y la hacían poner roja como un tomate. Me encantaba verla así. Yo causaba eso en ella, y era la causa de muchas de sus sonrisas que a diario se veían en su rostro.
-Eu, tengo que hacer algo. Pero vos tenes que cerrar los ojos. -dije con mucha vergüenza-
¿y si a pesar de ser su amiga y todo, ella me rechazaba? ¿qué iba a hacer? No iba a poder mirarla jamás a los ojos devuelta.
-Yo cierro los ojos, pero vos no te vayas corriendo.
-Está bien, no me voy a ir.
Sol cerró los ojos y a la vez sonreía. Estaba esperando que yo diga o haga algo. Y me quedé mirándola hasta que los volvió a abrir.
-¡¡¡Luna!!! ¿Y? ¿Qué vas a hacer? ¡Dale! Me pongo impaciente. -respondió muy nerviosa, parecía enojada y felíz a la vez-
-Bueno, volvelos a cerrar, pero ni se te ocurra mirar.
Sol cerró los ojos por segunda vez y ahí volvía a aparecer esa sonrisa, parecía saber qué era lo que yo tenía planeado hacer. Pero había dudas. Entonces por fín, poco a poco me fui acercando, y cuando ya sentía su respiración en mi cara ¡¡¡pummm!!! Le di un beso y me corrí. Ella abrió los ojos rápidamente. Se había sonrojado demasiado y esta vez su sonrisa fue más permanente. Me miró y abrazo, muy fuerte. En tan sólo 2 segundos que sentí los labios rozar con los míos, me pasaron miles de cosas. Sentí un cosquilleo en el estómago inmenso.
Cuando tuve la oportunidad, volví a apenas tocar sus labios, y ella esta vez reía a carcajadas. No me rechazó pero tampoco sé si fui aceptada, si sintió algo. Pero dos veces, hasta el momento, pude sentir sus labios y ese cosquilleo.
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Confusiones
RandomEn esta historia quiero contarles lo difícil que es tomar decisiones, & mucho más si la cabeza te dice una cosa & el corazón otra. ¿Ella o él? ¿con quién debía estar? ¿estaba bien o mal lo que hacía? Los invito a leer mi historia & ojalá les guste.