Estábamos sentados, el viento nos abofeteaba con gracia mientras la luna iluminaba sus ojos...
Las hojas nómadas, migraban por toda la ciudad en busca de una morada,
Los monótonos aullidos de esos canes, hacían al ambiente solitario,
A pesar de ser opacados por el ruido del viento, que pretendía .llamar la atención,
Mostrando toda su deslumbrante belleza...
Quería presumir como podía sacudir los robles, y levantar los diarios de esa desolada ciudad.
La chica se levanto del áspero suelo y se tiro de la azotea
Pero sus angelicales alas le permitieron volar y balancearse entre la arboleda...