El encuentro

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Habíamos quedado en vernos en la plaza de Benavidez a las 10 am. Programe el despertador para despertarme dos horas antes, en esas dos horas me duche, me cambie y me perfume. Una vez terminada de arreglarme me dirigí a la plaza diez minutos antes, me senté a esperar en un banco y intentaba de calmar mis nervios. No podía creer que después de dos años de una amistad a larga distancia por fin tendría la oportunidad de verla. Cuando levanté la mirada podía verla a la distancia, las mariposas en el estomago volvieron, salte del banco y me abalancé sobre ella con toda la fuerza que tenía. Ella me abrazo, sentí que el tiempo paró ante nosotras, sentía como mis lágrimas de felicidad caían por mi rostro. Diana también parecía muy contenta de verme, o eso era lo que yo pensaba.


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