El joven de cabello negro caminó hasta llegar al salón donde se encontraba su jefe, el sirviente tocó la puerta pidiendo permiso para ingresar en el lugar, el cual le fue concedido:
— ¡Quiero hablar con el jefe!— exclamó Juan exigente al entrar en la habitación.
— Estas no son horas de llegar, ¿dónde estabas?— preguntó el ogro que le servía al jefe de aquella mansión con voz arrogante.
— No tengo que darte explicaciones de nada— dijo al horrendo y espantoso ser—. Jefe...— musitó al notar su presencia.
— ¿Me puedes dar una explicación de dónde estabas?
— Señor Harolty, me encontraba con Ángel y Natasha— se arrodilló ante él—. Ellos me dijeron que querían conocerlo, pero se los negué.
— Bien dicho, Juan— lo elogió su superior—. Sé muy bien que quieren conocerme, pero ellos no verán en mi a quién quieren exactamente.
— A su padre, mi señor, eso es lo que quieren— respondió el sirviente poniéndose de pie.
— Juan, sí algún día les cuentas algo de lo que les hice— el hombre se giró hacia él—, te voy a decapitar.
— No se preocupe, jefe, eso quedquá en este salón, ni una palabra saldrá de aquí.
— Más te vale, Juan. Ya puedes retirarte de mi presencia.
Juan sale de aquel salón donde se encontró con Harolty, ahora con un gran temor arraigando en su pecho, ya que les había contado todo a los muchachos sólo hace unas horas atrás.
El sudor frío corría por su frente y espalda al pensar en la amenaza de su señor.
*****
Juan es un joven de raza oscura, de finas facciones, muy apuesto.
Desde pequeño a estado enamorado de Natasha; un día se le declaró, pero después de eso, Harolty borró sus memorias por lo que ella no puede recordar nada sobre aquello.
Juan era uno de los niños que lloraba al principio de esta historia, él es el que narra el comienzo, ya que fue al único al cual su memoria no fue borrada totalmente y lo recuerdo todo.
Fue elegido por Harolty para que le sirviera, pero le prohibió acercarse a sus amigos de la infancia: Ángel, y su querida Natasha.
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La Guarida de Harolty
FantasyUna pareja de mellizos vivían con sus padres hasta que un día fueron dados en adopción por un hombre de bajos escrupulos llamado Harolty.