Capítulo 9: La magia no cura la muerte

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Tiempo atrás...

-Thalia.-la despertó su madre Olivia.

-Mande...-dijo Thalia dormida aún.

-Debemos irnos, si queremos llegar a las Montañas Azules.-de inmediato Thalia abrió los ojos y se levantó para alistarse.

La noche anterior quedaron Olivia y Thalia que irían a Ered Luin, a que Olivia se reencontrara con unos conocidos enanos, Thalia quería ir para tener su pequeña aventura y conocer a enanos, conocer otros lugares, se vistió con un blusa azul, un chaleco marrón y pantalones y botas del mismo color, su pelo lo recogió en una coleta ya que no estaba tan corto, también iba con un callado de madera y un bolso con ropa, se despidieron de Ruby y de Beorn y partieron hacia las Montañas Azules.

Después de unos días llegaron a un pueblo de enanos, al parecer estaban en un mercado.

-No te muevas de aquí.-le dijo su mamá a Thalia pero ella sabía de antemano que se iba a mover de ahí.

-No.-dijo Thalia y Olivia se mezcló entre los enanos buscando a uno en específico, claro, Thalia empezó a caminar por ahí pero sintió que había demasiados enanos y capaz de que uno le preguntaba quién era y no iba a responder, entonces se fue como a un caminito de ahí mismo que había espacio, habían como casitas y al parecer unos eran negocios, ella observaba con atención pero tropezó con su pie y se resbaló cayendo al suelo pero se logró agarrar de otra blusa de quién sabe quién, pero al notar que estaba a punto de caer al suelo de espaldas la ayudó a no caerse.

-¿Quién eres?-preguntó el enano de pelo negro y ojos azules como ella, se notaba que era desconfiado a mil leguas de distancia.

-Soy..., soy... Thalia...-ella solo sentía las mejillas rojas, justo lo que quería evitar y justo lo que pasó.

-¿De dónde vienes?-preguntó de nuevo después de observarla y notar que ella no era enana, pero era muy baja para ser humana.

-Vengo de aquí y allá, en realidad no tengo casa.-dijo ella aún apenada, el solo la siguió mirando y pensó que a lo mejor estaba perdida o algo así, así que tomó una decisión que generalmente no daba a cualquiera.- Solo estaré aquí unos días, solo estoy buscando a alguien.- en realidad su mamá buscaba a alguien.

-Ven, te llevaré con mi hermana.-dijo al fin el enano.

-Ah, no gracias,... creo que mejor me quedo aquí.-dijo Thalia recordando que su madre le dijo que no se moviera.

Pero el enano solo siguió caminando y Thalia lo siguió dando por hecho que al enano le valió queso lo que acaba de decir, llegaron a una cabaña y salió una enana robusta de pelo negro y ojos marrones.

-¡Thorin! Por fin llegas, ya va a ser hora de comer y...-dijo saliendo de la cabaña pero se fijó en Thalia-¿Quién eres tu niña?

-Soy Thalia.-dijo ella.

-La encontré perdida en el mercado.-dijo él.-está buscando a un enano.

-¡Ja! Bueno, supongo que en lo que buscas podrás ayudarme.-dijo la enana- ven.

-¿Ayudarla? ¿A qué?- preguntó alarmada.

Entraron a la cabaña, era muy noble y algo familiar, le recordó a la casa de Beorn, extrañó por un segundo a Ruby y a Beorn, hasta que la enana la tomó de la mano y la guió a un cuarto, el enano ya no las seguía, entró y vió una cama, unos muebles pequeños y... a un niño enano, era entre bebé y niño, el niño la vió y sonrió, la enana lo alzó en sus brazos y se lo entregó a Thalia.

-Ten, cuídamelo un rato.-dijo la enana y Thalia como pudo tomó al niño y lo cargó, el niño seguía sonriendo, era rubio y tenía ojos azules, la enana estaba recogiendo la ropa y la puso en una canasta y salió del cuarto, Thalia se salió también y solo empezó a caminar con el niño en brazos, luego la enana regresó.

El Hobbit: un mago, trece enanos, un hobbit y una princesa humanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora